El juego trasciende su dimensión recreativa y se convierte en un acto social que anima a los niños a aprender, interactuar, ser creativos y vincularse con su entorno espacial. Como señala Johan Huizinga en Homo Ludens, es un elemento fundamental de la cultura, donde los niños crean vínculos y exploran formas de coexistencia. De este modo, cuando la arquitectura de los espacios de juego excluye ciertos cuerpos o modos de participación, la experiencia colectiva se fragmenta y pierde parte de su significado. Así, diseñar con la inclusión en mente implica reconocer que el valor real del juego reside en su potencial de ser compartido por todos.
https://www.archdaily.cl/cl/1033424/patios-de-recreo-inclusivos-todos-pueden-jugar-a-traves-de-la-arquitecturaEnrique Tovar
Todos los materiales provienen de algún lugar y forman parte de una cadena de extracción, suministro, producción y eliminación que, según su escala, deja huellas más o menos significativas en el medio ambiente. En arquitectura, solemos abordar este recorrido desde la perspectiva de la circularidad de los materiales, considerando cómo pueden reincorporarse a los ciclos de producción en lugar de convertirse en desechos. Pero al ampliar la mirada hacia lugares inesperados, emergen sistemas paralelos donde los subproductos de una industria se transforman en recursos para otra. Este enfoque ha encontrado un terreno fértil en los residuos orgánicos convertidos en biomateriales, siendo uno de los ejemplos más recientes el trabajo de Fahrenheit 180º. En su instalación From the Tagus to the Tile, reutilizan conchas de ostra desechadas por los sistemas alimentarios para reinterpretar los emblemáticos azulejos de Lisboa.
En las comunidades indígenas de América del Sur, el lugar del niño es donde él desea estar. Los bebés gatean por el suelo de tierra, se acercan a las fogatas, investigan hormigueros, experimentan el mundo con todo su cuerpo. Aprenden sintiendo: descubren límites, reconocen peligros y recogen lecciones que ningún manual podría enseñar. En el escenario urbano, por otro lado, los niños suelen estar contenidos en espacios pensados para adultos, llenos de reglas que, aunque bien intencionadas, a menudo los alejan de experiencias vitales. Ante estas diferencias culturales, no nos corresponde juzgar cuál modelo es mejor, sino, más bien, percibir que, cuando culturas diferentes se observan, siempre hay espacio para aprender.
En el ámbito arquitectónico, esta infancia vivida con rara libertad de tiempo y espacio invita a repensar la forma en que moldeamos nuestro cotidiano: ¿por qué limitar la exploración espontánea de los niños en ambientes controlados? ¿por qué crear barreras físicas y simbólicas entre ellos y el mundo natural? Y, sobre todo, ¿cómo la arquitectura contemporánea podría romper este paradigma e, inspirada por el niño indígena, crear espacios que devuelvan a la infancia su dimensión más salvaje, curiosa y plena?
Toda normativa nace con una intención clara: establecer un punto de partida. Es una forma de fijar un mínimo, de ordenar aquello que antes quizá se asumió de forma implícita o carecía de un marco común. Pero, como todo lo que involucra a la arquitectura —y especialmente nuestra forma de habitar—, estos marcos también evolucionan: se amplían, se ajustan y se vuelven más detallados en torno a nuevos modelos de vivienda sostenible. Este es el caso de la nueva normativa térmica en Chile, que no surge de cero, sino que forma parte de un proceso continuo que ha ido incorporando progresivamente nuevos criterios de eficiencia energética, contenidos en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción (OGUC).
https://www.archdaily.cl/cl/1032356/aislamiento-y-eficiencia-energetica-en-viviendas-que-cambia-con-la-nueva-normativa-termica-en-chileEnrique Tovar
Un buen diseño debe adaptarse a las necesidades de sus usuarios, a la misma vez que el diseño participativo busca reducir la distancia entre los arquitectos y quienes habitarán los proyectos. En este sentido, los proyectos dirigidos a la infancia que integran a los niños y niñas como actores centrales en el proceso de diseño muestran cómo la escucha activa y la co-creación se traducen en espacios a escala infantil y pensados para una etapa de intenso aprendizaje.
Ya sean jardines infantiles, escuelas, centros comunitarios o espacios públicos, los proyectos que cuentan con la participación de niños muestran cómo el proceso de diseño puede convertirse en un intercambio enriquecedor para ambas partes. Por un lado, los niños pueden aprender sobre materiales, escalas, toma de decisiones y desarrollar conciencia espacial. Por otro, los arquitectos responsables de materializar los deseos y necesidades de los jóvenes usuarios pueden ejercitar la sensibilidad y la imaginación, y reconocer una visión del mundo distinta, enfocada en el descubrimiento. Todo esto es posible mediante la escucha y el diálogo abierto entre diferentes grupos etarios.
Ghibli and Disneyworld comparison. Image via J-LIGHTS / Koichiro Itamura and Theme Park Tourist on wikipedia with license CC BY 2.0
Cuando se trata de diseñar para la imaginación de un niño, el ámbito arquitectónico presenta dos filosofías distintas. Disneyland y Studio Ghibli, ambos maestros en el arte de contar historias imaginativas, representan esta división central. Sus enfoques, lejos de ser accidentales, reflejan diferentes visiones sobre cómo los niños experimentan y se relacionan con el espacio. Uno ofrece un espectáculo de fantasía construida, mientras que el otro propone un paisaje para la magia potencial. Estos dos modelos plantean a los arquitectos una elección fundamental a la hora de abordar este tipo de proyectos: diseñar espacios que respondan a la necesidad innata de los niños de descubrimiento sensorial y personal, o crear una fantasía que apele a su creciente capacidad de comprender narrativas y espacios más complejos.
Por Jeanette Fich Jespersen, MA, Directora del Instituto de Juego KOMPAN, Presidenta del comité directivo del Instituto Mundial de Investigación sobre Parques Infantiles, Universidad del Sur de Dinamarca, Vicepresidenta de la Asociación Internacional del Juego, Dinamarca.
"No, no quiero ir a ese parque infantil. ¡Es aburrido!". Esto puede parecer algo que ningún niño diría jamás. Sin embargo, los niños tienen opiniones claras sobre los parques infantiles que les gustan desde muy temprana edad. La razón por la que no solo los padres y cuidadores, sino también los urbanistas y arquitectos deben escuchar y adaptarse, es más importante que nunca.
Históricamente, la noción de infancia tal como la entendemos hoy no existía y, hasta la Edad Media, los niños eran vistos como adultos en miniatura. Según el historiador Philippe Ariès, recién a partir del siglo XVII la infancia comenzó a entenderse como una etapa diferenciada del desarrollo, que requiere cuidados, educación y protección específicos. Sin embargo, este reconocimiento progresivo no siempre se ha reflejado de forma coherente en el diseño y la organización del espacio urbano.
Cuando pensamos en las ciudades y la vida urbana, solemos enfocarnos en la infraestructura, la cultura, el comercio, la vida nocturna y la densidad. En las metrópolis donde parece existir una oferta infinita de actividades —sobre todo para adultos—, el juego rara vez entra en la conversación. Sin embargo, jugar debería considerarse una parte vital de la vida urbana. El juego influye directamente en cómo imaginamos y construimos las ciudades del futuro, comenzando por la manera en que los niños interactúan con su entorno. La experiencia de jugar —y, más específicamente, el diseño y la existencia de áreas de juego— deja huellas profundas en la forma en que las personas crecen en contextos urbanos. Estos espacios constituyen el primer vínculo físico de un niño con el paisaje urbano. Por eso, el juego merece mucha más atención en las discusiones sobre bienestar urbano, habitabilidad y diseño del espacio público.
El travertino es uno de esos materiales que, sin importar la época, el tipo de edificio o la corriente dominante, encuentra su lugar con naturalidad: ya sea en un proyecto situado en una ciudad itálica o, de manera consistente, en diversas obras de Mies van der Rohe. Su mayor virtud quizás sea esa versatilidad que no se agota ni se diluye, y que permite que, cada cierto tiempo, resurja y se redescubra como un material relevante en la producción arquitectónica. Hoy sigue siendo explorado en proyectos contemporáneos a través de nuevos formatos, combinaciones y aplicaciones que resaltan su continuidad visual, así como su textura y calidez, elementos que encajan con los lenguajes materiales de la arquitectura actual.
https://www.archdaily.cl/cl/1032121/guia-esencial-para-integrar-travertino-en-proyectos-de-arquitectura-y-diseno-interiorEnrique Tovar
El campo — históricamente subestimado — ha emergido como un territorio fértil de posibilidades. Más que un "espacio marginado", el rural latinoamericano se afirma hoy como un verdadero laboratorio de experimentación arquitectónica, social y ecológica. Desde comunidades agroecológicas hasta tecnologías de bajo impacto, de las relaciones entre humanos, máquinas y otros seres vivos a las soluciones locales para desafíos globales como la crisis climática, la seguridad alimentaria y la migración — el campo está rediseñando, con autonomía e inventiva, su propio futuro.
En 1982, en una conferencia sobre construcción de tierra en Tucson, Arizona, una presentación inusual desafió todo lo que los arquitectos/as pensaban saber sobre los recursos rurales. En lugar de centrarse en técnicas de construcción, el presentador, el arquitecto Pliny Fisk III, desplegó una serie de mapas dibujados a mano que revelaron algo extraordinario: Texas rural no era escaso en recursos, como sugiere la sabiduría convencional, sino rico en materiales más allá de la imaginación. Los mapas mostraban ceniza volcánica perfecta para concreto ligero, depósitos de caliche que se extendían a través de vastos territorios y bosques de mezquite que podrían suministrar tanto pisos de madera dura como aislamiento. La revelación redefinió las nociones predominantes de valor en la arquitectura.
Ante una crisis climática planetaria interconectada, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de recursos, el diseño regenerativo surge como un camino hacia la construcción de futuros rurales resilientes y ecológicamente sintonizados. En la intersección de arquitectura, agricultura y ecosistemas locales, están surgiendo nuevos modelos de prácticas agrícolas resilientes y autosuficientes. Estos proyectos no son grandes sistemas industriales, sino intervenciones arquitectónicas de pequeña escala, precisas y profundamente contextuales que crean espacios que fomentan el cultivo sostenible mientras respetan los ritmos ambientales, materiales locales y el conocimiento comunitario.
Desde el diseño de interiores de establecimientos para la práctica deportiva hasta espacios de bienestar, la arquitectura contemporánea continúa experimentando con la incorporación de diferentes usos, instalaciones y materialidades que permitan expandirse a públicos amplios, generar nuevas espacialidades y potenciar el desarrollo de diferentes actividades en simultáneo. Si bien cada deporte demanda su propio tipo de arquitectura como por ejemplo el entrenamiento de escalada, desde Australia hasta Países Bajos, profesionales de la arquitectura y el diseño apuestan por crear atmósferas donde el ejercicio se vuelva más que una experiencia física sino también psicológica, conectando la mente y el cuerpo con un estado de renovación física, distención y sociabilidad.
Contar una obra de arquitectura es siempre un desafío. Las imágenes de un proyecto, por más acertadas o espectaculares que sean, muchas veces dejan fuera de la vista todo el proceso que las hizo posibles. El registro de esos procesos —la "cocina" arquitectónica— es, sin duda, una parte fundamental de cualquier obra. Y lo es aún más cuando tanto el proyecto como su metodología de ejecución se alejan de las formas convencionales. Este es el caso de la obra construida por Susana, encargada de una finca sin experiencia previa en construcción, que asumió el encargo y lo llevó a cabo por su cuenta, guiada únicamente por las instrucciones que el arquitecto del proyecto, Manuel Ocaña, le enviaba por WhatsApp.
Immersive Resilience Garden / Changyeob Lee + Studio ReBuild. Imagen Cortesía de Studio ReBuild
El cañón de hormigón de la calle Degraves en Melbourne fue una vez un austero corredor de servicio en la obscuridad funcional. Hoy, el estrecho pasaje palpita con vida más allá de su famoso café. Las gramíneas nativas caen en cascada de jardineras cuidadosamente ubicadas, mientras que pequeños arbustos crean microclimas frescos. Desafiando los modelos tradicionales de diseño ecológico, enfoques comunitarios sobre la biodiversidad invitan a repensar cómo arquitectos, planificadores y comunidades colaboran para desarrollar futuros urbanos biodiversos.