
El travertino es uno de esos materiales que, sin importar la época, el tipo de edificio o la corriente dominante, encuentra su lugar con naturalidad: ya sea en un proyecto situado en una ciudad itálica o, de manera consistente, en diversas obras de Mies van der Rohe. Su mayor virtud quizás sea esa versatilidad que no se agota ni se diluye, y que permite que, cada cierto tiempo, resurja y se redescubra como un material relevante en la producción arquitectónica. Hoy sigue siendo explorado en proyectos contemporáneos a través de nuevos formatos, combinaciones y aplicaciones que resaltan su continuidad visual, así como su textura y calidez, elementos que encajan con los lenguajes materiales de la arquitectura actual.