España combina diversidad cultural y una larga tradición constructiva que se refleja directamente en su arquitectura. El país alberga escuelas influyentes, una producción teórica constante, una generación activa de arquitectos y una industria de la construcción consolidada, con sólidas capacidades en innovación, estandarización y exportación. La arquitectura española contemporánea se caracteriza por la pluralidad de enfoques y por la articulación entre la tradición material, la tecnología y el rendimiento.
En este contexto, los materiales desempeñan un papel central en la concepción, la expresión y la funcionalidad de los edificios. El acero, el vidrio, el ladrillo, la piedra y la madera siguen siendo recursos esenciales en la práctica arquitectónica, pero su papel va mucho más allá de la materia prima. Una vez procesados industrialmente, estos materiales se transforman en una amplia gama de productos y sistemas, como paneles técnicos, fachadas ventiladas, componentes estructurales, revestimientos extruidos y sistemas de brise-soleil.
Los espacios que habitamos están llenos de movimientos, actividades y encuentros: la cocina donde preparamos la comida, la sala donde nos reunimos, la oficina donde trabajamos. Entre todo esto, algunos elementos pasan desapercibidos, pero conectan nuestra experiencia con el entorno: interruptores, enchufes y placas eléctricas. Estos dispositivos no solo permiten la distribución de energía, sino que también estructuran y facilitan la interacción con el espacio, fungiendo como nodos que vinculan funciones y recorridos, a la vez que refuerzan la identidad estética de los interiores.
https://www.archdaily.cl/cl/1033324/mas-alla-de-la-funcion-placas-electricas-como-solucion-tecnologica-y-de-diseno-interiorEnrique Tovar
A medida que las ciudades y comunidades se adaptan a nuevas realidades culturales, ambientales y sociales, la arquitectura está asumiendo un papel ampliado en la configuración de espacios de resiliencia, reunión e imaginación. Esta edición de Arquitectura Ahora destaca seis proyectos recientes que abarcan continentes y tipologías, desde la rehabilitación de paisajes post-industriales hasta arquitectura sagrada, pabellones culturales y centros cívicos. Ya sea a través de la innovación en mass timber en Vancouver y Jülich, la reutilización adaptativa en Ostrava, un pabellón infantil en Londres, un centro espiritual en India, o una iglesia paramétrica en Kiev, cada proyecto demuestra cómo el diseño puede unir patrimonio e innovación, al mismo tiempo que fomenta la conexión, el cuidado y la comunidad.
Trabajando con el lugar en vez de contra él, la exposición "Arquitectura es Cooperación" comisariada por Josep Ferrando hace énfasis sobre el valor de la cooperación en la esencia de la arquitectura. Dando a conocer el trabajo de profesionales, organizaciones y comunidades en proyectos de cooperación impulsados desde España, la instalación se materializa a partir de un diseño expositivo en tierra y madera. De esta manera, entiende la elección de estos materiales no solo desde su estética o simbolismo sino desde su funcionalidad y compromiso con los principios de la economía circular. Hasta el 30 de septiembre de 2025, la muestra se expone en la Casa de la Arquitectura en Madrid resaltando la necesaria atención de la arquitectura sobre las demandas de las sociedades y colectivos más vulnerables alineando el lenguaje constructivo con el contenido de la exposición.
Lina Bo Bardi / Preliminary Study – Practicable Sculptures for the Belvedere at Museu Arte Trianon, 1968. Credit line: Doação Instituto Lina Bo e P.M. Bardi, 2006. Cortesía de MASP.
Aldo van Eyck y Lina Bo Bardi fueron dos figuras subversivas. Sus visiones de colectividad y juego, aunque aplicadas en estructuras muy distintas, tenían como principal punto en común una idea de arquitectura que va más allá del diseño. Un espacio que se hace vivo por la apropiación, por el movimiento y por el intercambio. Desde los parques infantiles holandeses hasta el museo paulista, los ideales de los arquitectos se entrelazan, fortaleciendo la idea de una arquitectura donde cualquier persona se convierte en niño.
¿Y si la mejor forma de jugar no fuera la más segura? Durante décadas, las ciudades han construido parques infantiles limpios, coloridos y fáciles de supervisar. Sin embargo, estos espacios—diseñados más para tranquilizar a los adultos que para despertar la curiosidad de los niños—suelen despojar al juego de lo que lo hace realmente transformador: el riesgo, la imprevisibilidad y la autonomía. Los crecientes estándares de seguridad, la reducción del espacio público y la comercialización del equipamiento han limitado aún más las posibilidades de la exploración independiente. Desde un solar en ruinas en la Copenhague de los años 40 hasta los paisajes de hormigón en el Ámsterdam de la posguerra, arquitectos, urbanistas y activistas se atrevieron a desafiar la idea de que el juego debía ser limpio y controlado. Sus propuestas poco convencionales—hechas de materiales sueltos, formas abstractas y recursos improvisados—ofrecieron a los niños la libertad de construir, demoler, explorar y ensuciarse.
Play Landscape be-MINE / Carve + OMGEVING. Image Courtesy of Carve
Los parques infantiles son instrumentos espaciales a través de los cuales la sociedad proyecta sus expectativas sobre la infancia, poniendo a prueba los límites entre control y autonomía, exposición y protección. Regulan cómo los niños se relacionan con el espacio, con los demás y con sus propios cuerpos, codificando —muchas veces de manera invisible— normas sociales, miedos y aspiraciones. En este sentido, los parques infantiles no son espacios periféricos de ocio; son construcciones políticas moldeadas por ideologías específicas sobre qué es la infancia y cómo debería desarrollarse. Desde 1989, el derecho al juego ha sido reconocido formalmente en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, afirmando que el juego es una parte fundamental del desarrollo humano. Diseñar un parque infantil no consiste solo en trazar líneas en un plano o instalar equipamiento en un parque; es definir las condiciones bajo las cuales el juego es permitido, imaginado o restringido.
El juego trasciende su dimensión recreativa y se convierte en un acto social que anima a los niños a aprender, interactuar, ser creativos y vincularse con su entorno espacial. Como señala Johan Huizinga en Homo Ludens, es un elemento fundamental de la cultura, donde los niños crean vínculos y exploran formas de coexistencia. De este modo, cuando la arquitectura de los espacios de juego excluye ciertos cuerpos o modos de participación, la experiencia colectiva se fragmenta y pierde parte de su significado. Así, diseñar con la inclusión en mente implica reconocer que el valor real del juego reside en su potencial de ser compartido por todos.
https://www.archdaily.cl/cl/1033424/patios-de-recreo-inclusivos-todos-pueden-jugar-a-traves-de-la-arquitecturaEnrique Tovar
Todos los materiales provienen de algún lugar y forman parte de una cadena de extracción, suministro, producción y eliminación que, según su escala, deja huellas más o menos significativas en el medio ambiente. En arquitectura, solemos abordar este recorrido desde la perspectiva de la circularidad de los materiales, considerando cómo pueden reincorporarse a los ciclos de producción en lugar de convertirse en desechos. Pero al ampliar la mirada hacia lugares inesperados, emergen sistemas paralelos donde los subproductos de una industria se transforman en recursos para otra. Este enfoque ha encontrado un terreno fértil en los residuos orgánicos convertidos en biomateriales, siendo uno de los ejemplos más recientes el trabajo de Fahrenheit 180º. En su instalación From the Tagus to the Tile, reutilizan conchas de ostra desechadas por los sistemas alimentarios para reinterpretar los emblemáticos azulejos de Lisboa.
En las comunidades indígenas de América del Sur, el lugar del niño es donde él desea estar. Los bebés gatean por el suelo de tierra, se acercan a las fogatas, investigan hormigueros, experimentan el mundo con todo su cuerpo. Aprenden sintiendo: descubren límites, reconocen peligros y recogen lecciones que ningún manual podría enseñar. En el escenario urbano, por otro lado, los niños suelen estar contenidos en espacios pensados para adultos, llenos de reglas que, aunque bien intencionadas, a menudo los alejan de experiencias vitales. Ante estas diferencias culturales, no nos corresponde juzgar cuál modelo es mejor, sino, más bien, percibir que, cuando culturas diferentes se observan, siempre hay espacio para aprender.
En el ámbito arquitectónico, esta infancia vivida con rara libertad de tiempo y espacio invita a repensar la forma en que moldeamos nuestro cotidiano: ¿por qué limitar la exploración espontánea de los niños en ambientes controlados? ¿por qué crear barreras físicas y simbólicas entre ellos y el mundo natural? Y, sobre todo, ¿cómo la arquitectura contemporánea podría romper este paradigma e, inspirada por el niño indígena, crear espacios que devuelvan a la infancia su dimensión más salvaje, curiosa y plena?
Toda normativa nace con una intención clara: establecer un punto de partida. Es una forma de fijar un mínimo, de ordenar aquello que antes quizá se asumió de forma implícita o carecía de un marco común. Pero, como todo lo que involucra a la arquitectura —y especialmente nuestra forma de habitar—, estos marcos también evolucionan: se amplían, se ajustan y se vuelven más detallados en torno a nuevos modelos de vivienda sostenible. Este es el caso de la nueva normativa térmica en Chile, que no surge de cero, sino que forma parte de un proceso continuo que ha ido incorporando progresivamente nuevos criterios de eficiencia energética, contenidos en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción (OGUC).
https://www.archdaily.cl/cl/1032356/aislamiento-y-eficiencia-energetica-en-viviendas-que-cambia-con-la-nueva-normativa-termica-en-chileEnrique Tovar
Un buen diseño debe adaptarse a las necesidades de sus usuarios, a la misma vez que el diseño participativo busca reducir la distancia entre los arquitectos y quienes habitarán los proyectos. En este sentido, los proyectos dirigidos a la infancia que integran a los niños y niñas como actores centrales en el proceso de diseño muestran cómo la escucha activa y la co-creación se traducen en espacios a escala infantil y pensados para una etapa de intenso aprendizaje.
Ya sean jardines infantiles, escuelas, centros comunitarios o espacios públicos, los proyectos que cuentan con la participación de niños muestran cómo el proceso de diseño puede convertirse en un intercambio enriquecedor para ambas partes. Por un lado, los niños pueden aprender sobre materiales, escalas, toma de decisiones y desarrollar conciencia espacial. Por otro, los arquitectos responsables de materializar los deseos y necesidades de los jóvenes usuarios pueden ejercitar la sensibilidad y la imaginación, y reconocer una visión del mundo distinta, enfocada en el descubrimiento. Todo esto es posible mediante la escucha y el diálogo abierto entre diferentes grupos etarios.
Ghibli and Disneyworld comparison. Image via J-LIGHTS / Koichiro Itamura and Theme Park Tourist on wikipedia with license CC BY 2.0
Cuando se trata de diseñar para la imaginación de un niño, el ámbito arquitectónico presenta dos filosofías distintas. Disneyland y Studio Ghibli, ambos maestros en el arte de contar historias imaginativas, representan esta división central. Sus enfoques, lejos de ser accidentales, reflejan diferentes visiones sobre cómo los niños experimentan y se relacionan con el espacio. Uno ofrece un espectáculo de fantasía construida, mientras que el otro propone un paisaje para la magia potencial. Estos dos modelos plantean a los arquitectos una elección fundamental a la hora de abordar este tipo de proyectos: diseñar espacios que respondan a la necesidad innata de los niños de descubrimiento sensorial y personal, o crear una fantasía que apele a su creciente capacidad de comprender narrativas y espacios más complejos.
Por Jeanette Fich Jespersen, MA, Directora del Instituto de Juego KOMPAN, Presidenta del comité directivo del Instituto Mundial de Investigación sobre Parques Infantiles, Universidad del Sur de Dinamarca, Vicepresidenta de la Asociación Internacional del Juego, Dinamarca.
"No, no quiero ir a ese parque infantil. ¡Es aburrido!". Esto puede parecer algo que ningún niño diría jamás. Sin embargo, los niños tienen opiniones claras sobre los parques infantiles que les gustan desde muy temprana edad. La razón por la que no solo los padres y cuidadores, sino también los urbanistas y arquitectos deben escuchar y adaptarse, es más importante que nunca.
Históricamente, la noción de infancia tal como la entendemos hoy no existía y, hasta la Edad Media, los niños eran vistos como adultos en miniatura. Según el historiador Philippe Ariès, recién a partir del siglo XVII la infancia comenzó a entenderse como una etapa diferenciada del desarrollo, que requiere cuidados, educación y protección específicos. Sin embargo, este reconocimiento progresivo no siempre se ha reflejado de forma coherente en el diseño y la organización del espacio urbano.
Cuando pensamos en las ciudades y la vida urbana, solemos enfocarnos en la infraestructura, la cultura, el comercio, la vida nocturna y la densidad. En las metrópolis donde parece existir una oferta infinita de actividades —sobre todo para adultos—, el juego rara vez entra en la conversación. Sin embargo, jugar debería considerarse una parte vital de la vida urbana. El juego influye directamente en cómo imaginamos y construimos las ciudades del futuro, comenzando por la manera en que los niños interactúan con su entorno. La experiencia de jugar —y, más específicamente, el diseño y la existencia de áreas de juego— deja huellas profundas en la forma en que las personas crecen en contextos urbanos. Estos espacios constituyen el primer vínculo físico de un niño con el paisaje urbano. Por eso, el juego merece mucha más atención en las discusiones sobre bienestar urbano, habitabilidad y diseño del espacio público.
El travertino es uno de esos materiales que, sin importar la época, el tipo de edificio o la corriente dominante, encuentra su lugar con naturalidad: ya sea en un proyecto situado en una ciudad itálica o, de manera consistente, en diversas obras de Mies van der Rohe. Su mayor virtud quizás sea esa versatilidad que no se agota ni se diluye, y que permite que, cada cierto tiempo, resurja y se redescubra como un material relevante en la producción arquitectónica. Hoy sigue siendo explorado en proyectos contemporáneos a través de nuevos formatos, combinaciones y aplicaciones que resaltan su continuidad visual, así como su textura y calidez, elementos que encajan con los lenguajes materiales de la arquitectura actual.
https://www.archdaily.cl/cl/1032121/guia-esencial-para-integrar-travertino-en-proyectos-de-arquitectura-y-diseno-interiorEnrique Tovar
El campo — históricamente subestimado — ha emergido como un territorio fértil de posibilidades. Más que un "espacio marginado", el rural latinoamericano se afirma hoy como un verdadero laboratorio de experimentación arquitectónica, social y ecológica. Desde comunidades agroecológicas hasta tecnologías de bajo impacto, de las relaciones entre humanos, máquinas y otros seres vivos a las soluciones locales para desafíos globales como la crisis climática, la seguridad alimentaria y la migración — el campo está rediseñando, con autonomía e inventiva, su propio futuro.
En 1982, en una conferencia sobre construcción de tierra en Tucson, Arizona, una presentación inusual desafió todo lo que los arquitectos/as pensaban saber sobre los recursos rurales. En lugar de centrarse en técnicas de construcción, el presentador, el arquitecto Pliny Fisk III, desplegó una serie de mapas dibujados a mano que revelaron algo extraordinario: Texas rural no era escaso en recursos, como sugiere la sabiduría convencional, sino rico en materiales más allá de la imaginación. Los mapas mostraban ceniza volcánica perfecta para concreto ligero, depósitos de caliche que se extendían a través de vastos territorios y bosques de mezquite que podrían suministrar tanto pisos de madera dura como aislamiento. La revelación redefinió las nociones predominantes de valor en la arquitectura.
Ante una crisis climática planetaria interconectada, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de recursos, el diseño regenerativo surge como un camino hacia la construcción de futuros rurales resilientes y ecológicamente sintonizados. En la intersección de arquitectura, agricultura y ecosistemas locales, están surgiendo nuevos modelos de prácticas agrícolas resilientes y autosuficientes. Estos proyectos no son grandes sistemas industriales, sino intervenciones arquitectónicas de pequeña escala, precisas y profundamente contextuales que crean espacios que fomentan el cultivo sostenible mientras respetan los ritmos ambientales, materiales locales y el conocimiento comunitario.
Desde el diseño de interiores de establecimientos para la práctica deportiva hasta espacios de bienestar, la arquitectura contemporánea continúa experimentando con la incorporación de diferentes usos, instalaciones y materialidades que permitan expandirse a públicos amplios, generar nuevas espacialidades y potenciar el desarrollo de diferentes actividades en simultáneo. Si bien cada deporte demanda su propio tipo de arquitectura como por ejemplo el entrenamiento de escalada, desde Australia hasta Países Bajos, profesionales de la arquitectura y el diseño apuestan por crear atmósferas donde el ejercicio se vuelva más que una experiencia física sino también psicológica, conectando la mente y el cuerpo con un estado de renovación física, distención y sociabilidad.
Contar una obra de arquitectura es siempre un desafío. Las imágenes de un proyecto, por más acertadas o espectaculares que sean, muchas veces dejan fuera de la vista todo el proceso que las hizo posibles. El registro de esos procesos —la "cocina" arquitectónica— es, sin duda, una parte fundamental de cualquier obra. Y lo es aún más cuando tanto el proyecto como su metodología de ejecución se alejan de las formas convencionales. Este es el caso de la obra construida por Susana, encargada de una finca sin experiencia previa en construcción, que asumió el encargo y lo llevó a cabo por su cuenta, guiada únicamente por las instrucciones que el arquitecto del proyecto, Manuel Ocaña, le enviaba por WhatsApp.