“El arte tiene como objetivo representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interno”, comentó el erudito griego Aristóteles. El arte público en ciudades de todo el mundo busca alcanzar este objetivo al ofrecer un sentido de significado e identificación a sus residentes. Tomando la forma de murales, instalaciones, esculturas y estatuas, el arte público interactúa con el público fuera de los museos y en el ámbito público. Este arte presenta una forma democrática de redefinir colectivamente conceptos como comunidad, identidad y compromiso social.
Viena, la capital de Austria, se posicionó en el primer lugar del ranking índice de habitabilidad global 2022 de EIU (The Economist Intelligence Unit), recuperando su posición obtenida en 2019 y 2018, principalmente por su estabilidad y su buena infraestructura, respaldada por un buen sistema de salud, y por la basta cantidad de actividades culturales y de entretenimiento. Ciudades de Europa del Este y de Canadá dominaron las posiciones más altas; Copenhague, Dinamarca, obtuvo el segundo lugar y Zúrich, Suiza en paralelo con Calgary, Canadá, obtuvieron el tercero. Este año se agregaron 33 nuevas ciudades a la encuesta - un tercio de las cuales está en China - elevando el total a 172, excluyendo la ciudad de Kiev, debido al conflicto de Rusia-Ucrania.
Clasificado en 5 categorías: estabilidad, sistema de salud, educación, cultura y medioambiente, e infraestructura, el índice se vio influenciado en gran medida por la pandemia de COVID-19. Como las restricciones se han suavizado en gran parte del mundo, los rankings de habitabilidad comenzaron a parecerse a “aquellos de antes de la pandemia”, sin embargo, el puntaje medio global se mantuvo por debajo del de aquellos tiempos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) expresó su gran preocupación por los daños causados a los monumentos históricos de Ucrania y pidió la protección de su patrimonio cultural. Al mismo tiempo, la organización ha tomado medidas dentro de sus capacidades para ayudar a salvaguardar estos sitios en peligro. Ucrania alberga siete sitios del Patrimonio Mundial, incluyendo a la Catedral de Santa Sofía del siglo XI y todo el conjunto del Centro Histórico de Lviv. Además, varios sitios en las ciudades recientemente dañadas de Kharkiv y Chernihiv se encontraban en la lista tentativa para una posible nominación al estado del Patrimonio Mundial.
Kiev, Ukraine / Statue of Berehynia on the top of Independence Monument on the Maidan Nezalezhnosti. Image via Shutterstock
El 24 de febrero de 2022, Rusia lanzó una invasión a gran escala en el territorio ucraniano. Esta guerra, que se convertirá en la mayor crisis de refugiados y conflicto armado de Europa en este siglo, hasta ahora ha movilizado a personas de todo el mundo para ejercer presión sobre las autoridades y poner fin a las adversidades armadas. Dentro de estos actos solidarios participaron personalidades e instituciones del ámbito arquitectónico, emitiendo comunicados, condenando acciones e incluso poniendo fin a actividades en Rusia. Desde la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) hasta MVRDV e instituciones rusas como Strelka, el mundo de la arquitectura denuncia estos actos de violencia y apoya un alto el fuego inmediato.
Escena del trailer de "Enter Through The Balcony". Imagen cortesía de Minimal Movie
Aprovechando la falta de regulaciones gubernamentales, muchos ucranianos recurren a sus balcones para compensar la escasez de espacio en viviendas prefabricadas soviéticas, reconstruyéndolos en una variedad de formas y tamaños. El documental Enter Through The Balconyexplora este fenómeno en la arquitectura ucraniana, revelando una imagen convincente de la historia postsoviética a través de la vida cotidiana y la cultura local.
Además de mostrar una actitud única hacia el espacio privado versus el espacio público, el fenómeno de los balcones improvisados también es un síntoma del dramático movimiento del péndulo desde la uniformidad y el anonimato en masa, hasta la libertad de expresión y la propiedad del espacio privado, que moldeó actitudes y arquitecturas en todo el antiguo bloque oriental después de 1991.
Por definición, "espacio público" es una terminología que aborda la noción de propiedad de la tierra, lo que sugiere que no pertenece a nadie en particular, sino al estado mismo y, por lo tanto, a todos y cada uno de nosotros. Esto significa que el mantenimiento de estos espacios es una obligación que recae en las administraciones públicas, ya sea a nivel municipal, estatal o federal. Los espacios públicos abiertos, gratuitos y accesibles encuentran su relevancia no solo en sus definiciones legales, sino principalmente cuando toman un papel activo hacia el cambio.
Los espacios públicos son lugares de protestas y manifestaciones, herramientas poderosas para la expresión social y la transformación política. Desde la marcha en Washington por mejores oportunidades y libertad de expresión en 1963, pasando por la Primavera Árabe en 2010 hasta la última ola mundial de manifestaciones en defensa de la vida y contra todas las formas de discriminación racial, históricamente, los espacios públicos han funcionado como una herramienta importante de transformación social En momentos como este, aunque todavía tenemos que "salir a la calle" para luchar por nuestros derechos, hacernos oír y ser vistos, los espacios públicos finalmente están de vuelta en el centro de atención, arrojando una nueva luz sobre su importante papel en la construcción de identidad colectiva y como herramienta de expresión social.
La caída del Muro de Berlín no solo tuvo implicaciones políticas, económicas y sociales, sino también dejo atrás un específico estilo arquitectónico: esta arquitectura soviética fue un sistema que se basaba en metas cuantificables, como los Planes Quinquenales. Estos planes forzaron a los arquitectos a evaluar la construcción de proyectos en términos de materiales, unidades y volumen de mano de obra calificada, por nombrar algunos.
Como resultado, la arquitectura en estas zonas se convirtieron en una mercancía industrial, una flexión externa de poder e innovación tecnológica, y un colectivo de arquitectos ejecutando una visión estalinista.