
Todos los materiales provienen de algún lugar y forman parte de una cadena de extracción, suministro, producción y eliminación que, según su escala, deja huellas más o menos significativas en el medio ambiente. En arquitectura, solemos abordar este recorrido desde la perspectiva de la circularidad de los materiales, considerando cómo pueden reincorporarse a los ciclos de producción en lugar de convertirse en desechos. Pero al ampliar la mirada hacia lugares inesperados, emergen sistemas paralelos donde los subproductos de una industria se transforman en recursos para otra. Este enfoque ha encontrado un terreno fértil en los residuos orgánicos convertidos en biomateriales, siendo uno de los ejemplos más recientes el trabajo de Fahrenheit 180º. En su instalación From the Tagus to the Tile, reutilizan conchas de ostra desechadas por los sistemas alimentarios para reinterpretar los emblemáticos azulejos de Lisboa.

























