
¿Y si el futuro de la arquitectura no está en las ciudades, sino más allá de ellas? Durante décadas, la urbanización ha dominado discursos y estadísticas. Constantemente somos bombardeados con datos que confirman la ubiquidad de la condición urbana, pero raramente nos preguntamos lo contrario: ¿qué dejaron atrás aquellos que se mudaron a la ciudad? ¿Qué sigue vivo y en transformación lejos de los centros urbanos?
El campo — históricamente subestimado — ha emergido como un territorio fértil de posibilidades. Más que un "espacio marginado", el rural latinoamericano se afirma hoy como un verdadero laboratorio de experimentación arquitectónica, social y ecológica. Desde comunidades agroecológicas hasta tecnologías de bajo impacto, de las relaciones entre humanos, máquinas y otros seres vivos a las soluciones locales para desafíos globales como la crisis climática, la seguridad alimentaria y la migración — el campo está rediseñando, con autonomía e inventiva, su propio futuro.

























