
Además del confort térmico, acústico y luminoso, los colores son factores que influyen en la sensación que sentimos al estar en un entorno y se convierten en un dispositivo fuerte para influir en el comportamiento del usuario.
Mucho más allá de las preferencias estéticas, el uso de ciertos colores puede traer diferentes significados que cubren otros campos como la psicología o la simbología. Por lo tanto, se sabe que un color depende no solo de la luz y el medio ambiente, sino también de nuestra percepción de él. El alemán Johann Wolfgang Von Goethe, que profundizó en el estudio de la teoría del color, señala que la identificación de los tonos es subjetiva, pero los efectos son universales. Como ejemplo, los colores cálidos (rojo, amarillo y naranja) son más dinámicos y causan sensación de confort y estimulación en las personas, mientras que los colores fríos (verde, morado y azul) tienen un efecto más suave, calmante y estático. Por lo tanto, crear una paleta de colores es una posibilidad para generar diferentes sensaciones en la percepción del espacio.















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