En una búsqueda constante por encontrar nuevas maneras de reducir los costos y tiempos de construcción, la arquitectura modular se plantea como oportunidad para implementar diversos métodos, tecnologías y técnicas que permitan diseñar espacios habitables a partir de elementos repetitivos separados como son los módulos. Tal como sostiene Tom Hardiman, director ejecutivo del Modular Building Institute (MBI), "Modular" no se trata de un producto de construcción sino más bien de un proceso de construcción.
El Premio Pritzker 2025 ha sido otorgado este año al arquitecto chino Liu Jiakun. Nacido en Chengdu en 1956, creció en una ciudad en proceso de densificación antes de asistir a la Facultad de Arquitectura e Ingeniería de Chongqing (actual Universidad de Chongqing), donde se graduó en 1982 con una licenciatura en Ingeniería de Arquitectura. Fue uno de los primeros graduados universitarios a quienes se les encomendó la tarea de contribuir a la reconstrucción del país durante el período de transición chino. Sin embargo, no fue hasta muchos años después que el arquitecto comprendió que "el entorno construido podía utilizarse como medio de expresión personal". A partir de ese momento, su carrera despegó. En 1999, Liu Jiakun fundó su estudio y comenzó a participar en numerosos proyectos colaborativos en China y Europa. Su obra se fundamenta en una profunda comprensión de la realidad y un respeto por la historia multitradicional y la diversidad interna de China. Al mismo tiempo, logra un equilibrio armonioso entre arquitectura y naturaleza, tradición y modernidad.
Estos conceptos no obstruyen su conciencia de las necesidades humanas y la importancia de los espacios comunitarios. A través de sus proyectos, Liu Jiakun demuestra que los espacios pueden afectar el comportamiento humano y volverse positivamente evocadores. Un espacio público como los que ha creado puede ser propicio para una atmósfera benévola que proporcione descanso y colaboración. La diversidad en la obra de Liu Jiakun le permite no verse limitado por restricciones estilísticas o estéticas. En lugar de seguir un enfoque rígido, él simplemente responde a lo que el sitio, el paisaje natural, el contexto urbano preexistente y las necesidades de los ciudadanos requieren. El resultado es una fusión armoniosa de todos estos elementos con las tradiciones vernáculas predominantes.
Liu Jiakun, ganador del Premio Pritzker 2025, ha pasado décadas redefiniendo la arquitectura china, combinando utopía y función, así como compromiso social y memoria personal. Sus edificios reflejan la vida cotidiana de la gente común, concebidos con una profunda comprensión del lugar, la cultura y la materialidad. Rechazando la búsqueda de un estilo arquitectónico fijo, Jiakun apuesta por una estrategia en lugar de una estética distintiva, adaptando cada proyecto a su contexto y necesidades específicas. Su trabajo integra historia y urbanismo contemporáneo, colectivismo y experiencia individual, densidad y apertura, ofreciendo respuestas oportunas a los desafíos de la rápida urbanización.
El enfoque de Jiakun está profundamente arraigado en la filosofía china, el sentido común y la artesanía local, asegurando que la arquitectura emerja de su entorno de manera natural en lugar de imponerse sobre él. Sus edificios reflejan una autenticidad que dialoga tanto con el pasado como con el presente, evitando los grandes gestos en favor de espacios que fomentan la interacción, la espiritualidad y la conexión humana.
El arquitecto y educador chino Liu Jiakun ha sido anunciado como el ganador del Premio Pritzker de Arquitectura 2025, el más alto reconocimiento en el campo de la arquitectura. Fundador de Jiakun Architects (1999), Jiakun es reconocido por su habilidad para fusionar elementos tradicionales chinos con el diseño contemporáneo y por su compromiso con la equidad social en el entorno construido. Nacido en Chengdu, China, donde aún vive y trabaja, se convierte en el segundo arquitecto chino en recibir este galardón, después de Wang Shu en 2012. De este modo, Jiakun se une a una distinguida lista de laureados recientes, como Riken Yamamoto (2024), David Chipperfield (2023) y Francis Kéré (2022). La ceremonia de entrega del premio se celebrará en los próximos meses en el Louvre Abu Dhabi, diseñado por Jean Nouvel, con un lanzamiento mundial en video en otoño, seguido del Simposio y Conferencia de los Galardonados 2025 en mayo.
Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo. Image Cortesía de Fundación Cosmos
¿Qué involucra diseñar considerando los tiempos y ciclos de la naturaleza? ¿Qué relaciones sociales y en vínculo con el entorno natural pueden promover las ciudades en la actualidad y a futuro? Frente a una triple crisis ambiental protagonizada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, además de pandemias zoonóticas, aumento en los problemas de salud mental y emocional e hiperconectividad digital, Fundación Cosmos plantea indagar en aprendizajes, experiencias y herramientas buscando conectar a las personas con sus territorios. A partir de una planificación urbana basada en la naturaleza, la intervención sobre humedales urbanos se presenta como una oportunidad para la puesta en valor, el aprendizaje y la conservación del patrimonio natural y cultural de cara a alcanzar un futuro sostenible y resiliente.
Serpentine Gallery Pavilion 2011, diseñado por Peter Zumthor. Imagen de Walter Herfst
En 1902, el físico Philipp Lenard descubrió que la ruptura de las gotas de agua en olas, cascadas, lluvia o niebla libera iones negativos en el aire. Esto ocurre porque, al romperse, las gotas separan sus cargas eléctricas: los electrones, que son más pequeños y ligeros, se adhieren a partículas suspendidas en el aire, mientras que las cargas positivas permanecen en el agua o se disipan rápidamente. Este fenómeno aumenta la concentración de iones negativos en el ambiente, lo cual puede influir directamente en nuestro cuerpo y mente, interactuando con neurotransmisores y funciones celulares esenciales. No es casualidad que muchas personas reporten sensaciones de bienestar, energía y claridad mental después de pasar tiempo en playas, cascadas o bosques. En Japón, esta conexión con la naturaleza se explora en la práctica de Shinrin-Yoku, o "baño de bosque", que promueve la relajación y revitalización simplemente a través del contacto con el entorno natural.