Evolución del espacio compartido: Privacidad vs. apertura en una arquitectura cada vez más densa

La densidad ha sido por mucho tiempo una consideración esencial para los arquitectos y planificadores urbanos, sin embargo, su importancia aumenta a medida que la población urbana del mundo se dispara y las ciudades se vuelven más y más densas. Durante gran parte de la historia de la planificación urbana, este término ha estado plagado de asociaciones negativas: hacinamiento, pobreza, falta de seguridad y los llamados 'barrios marginales'. El movimiento de la ciudad jardín, iniciado por Ebenezer Howard en 1898, intentó remediar estos problemas al abogar por cinturones verdes y una planificación anti-densidad. La Ville Radieuse de Le Corbusier es uno de los planes urbanos más famosos basados en estos ideales. Sin embargo, en la década de 1960, la socióloga Jane Jacobs anuló estos influyentes conceptos de planificación urbana, señalando que la densidad de los edificios no tenía porque ser igual a una superpoblación. Además, sugirió que algunas áreas urbanas muy densas, como su vecindario en Greenwich Village, eran más seguras y atractivas que los proyectos cercanos de ciudad jardín, y destacó cómo la concepción estadounidense de los "barrios marginales" habitualmente se basaba en ideologías racistas. La densidad no es intrínsecamente mala, sugirió, pero debe pensarse bien. Hoy en día, continuamos lidiando con la cuestión de cómo diseñar para nuestras ciudades cada vez más densas: ¿cómo promover un habitar colectivo sin perder la privacidad? ¿cómo crear espacios de libertad pero permitir el control cuando sea necesario? Y frente al contexto actual, ¿cómo mantenemos seguros y saludables?

Estas preguntas abarcan una amplia variedad de problemas complejos y persisten a pesar de décadas de diferentes soluciones arquitectónicas y urbanas. Elegí analizar más de cerca estas preguntas en tres escalas diferentes, con la esperanza de reducir los problemas y las formas en que se pueden abordar categóricamente. Por lo tanto, investigo los temas generales de privacidad, apertura y densidad en tres escalas: 1) nivel de la vivienda, 2) nivel de la calle y 3) nivel de la ciudad, ofreciendo soluciones granulares ocasionales pero, lo más importante, buscando llamar la atención sobre una serie de problemas que no tienen soluciones sencillas y prescriptivas.

Nivel de la vivienda

Normalmente, el tamaño de las viviendas es mucho menor en las ciudades densas que en los suburbios o las áreas rurales. Para familias o parejas que comparten apartamentos pequeños, la privacidad individual puede ser una consideración importante; los costos más altos de la vida en la ciudad puede venir de la mano con instalaciones de menor calidad, como muros delgados como el papel o la falta de acceso a servicios que exacerben el problema de la privacidad frente a vecinos u otras personas que circulen o habiten espacios cercanos.

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Wind House / suzuki architects. Image Courtesy of suzuki architects

Estos problemas habitualmente pueden ser abordados a nivel individual, por ejemplo, por el residente o el arquitecto, lo que hace que las soluciones sean un poco más fáciles de prescribir. Un problema de privacidad muy concreto para los residentes urbanos es el de las ventanas. Los neoyorquinos o los turistas que han visitado el High Line pueden haber notado que muchos de los apartamentos que rodean el parque, con sus lujosos ventanales de piso a techo, están completamente abiertos a las vistas del público. La última vez que lo visité, noté el balcón de un apartamento al que se podía llegar desde el High Line con un pequeño salto. Si bien muchos de estos apartamentos no estaban habitados, entregan un ejemplo útil de cómo un elemento tan simple como las ventanas puede transformarse en un problema potencial relacionado con la privacidad. Afortunadamente, las soluciones son múltiples: los arquitectos y residentes pueden instalar cortinas de luz, utilizar vidrios translúcidos en lugar de transparentes, o incluso configurar persianas inteligentes, que pueden activarse a conveniencia del usuario o incluso programarse para abrirse y cerrarse en momentos específicos.

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Small and Sculpted Studio Apartment / Catseye Bay Design. Image © Kat Lu
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ZTUDIO / MFRMGR. Image © Grzegorz Sztybel

El tema de la privacidad al interior de los apartamentos, es decir, la privacidad de los miembros de la familia, compañeros de habitación u otras personas significativas, es igualmente importante cuando la falta de espacio hace que sea difícil escapar para estar solo. La tendencia de los apartamentos pequeños, si bien está dirigida principalmente a usuarios individuales, ofrece soluciones fascinantes para aprovechar al máximo un espacio reducido. Estos incluyen el uso de múltiples niveles en espacios con techos altos, la implementación muebles transformables para crear y dar forma a nuevos espacios, y mucho más. Los apartamentos con varios niveles, como el Urban Shelter de MYCC y el apartamento de 22m2 de A Little Design en Taiwán, están construidos únicamente para un usuario, pero nos muestran cómo los diferentes niveles pueden crear espacios de privacidad sin perder una buena iluminación y una cierta amplitud. Otros ejemplos de apartamentos diminutos, como el Studio Li de Anne Rolland Architecte, revelan distintas maneras de utilizar los muebles para dividir un espacio y crear, esencialmente, tres habitaciones en miniatura de lo que en realidad es solo una. Estas soluciones son particularmente útiles para apartamentos extra pequeños donde habita más de una persona.

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Urban Shelter / MYCC. Image © Elena Almagro
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© Forward Stroke / Koji Okumura

La privacidad también puede relacionarse con la seguridad. A nivel de la vivienda, este tipo de privacidad es simple: cerraduras, llaves, cerrojos, códigos de acceso, etc. Algunas empresas de tecnología inteligente incluso han comenzado a vender cerraduras inteligentes, permitiendo a los residentes acceder a sus casas a través de su teléfono móvil en lugar de una llave física. Por supuesto, la tecnología inteligente trae consigo sus propias preocupaciones sobre la privacidad. Los dispositivos inteligentes para el hogar son infinitamente convenientes, a menudo estéticamente agradables y muchos los han aclamado como la solución del futuro, pero también pueden rastrear datos personales, que podrían ser mal utilizados por las empresas o incluso por hackers informáticos. Al igual que con la cuestión de la apertura frente a la privacidad en general, el tema de la comodidad frente a la privacidad de los dispositivos inteligentes es un acto de equilibrio precario, uno sobre el cual los consumidores deben tomar sus propias decisiones, pero que podría tener consecuencias para la sociedad a una escala mayor.

Nivel de la calle

A nivel de la calle, la privacidad, la seguridad y la apertura son temas igualmente complejos, si no más. En The Death and Life of Great American Cities, la solución de Jane Jacobs para la seguridad en las calles aborda los temas relacionados con la privacidad y la comunidad. El crimen callejero, observa, no se mitiga con una mayor presencia policial, una realidad que Estados Unidos, sesenta años después, claramente aún no ha entendido, sino con las contribuciones (a menudo involuntarias) de los ciudadanos y los comerciantes. Para resumirlo muy brevemente, el crimen callejero se evita cuando la gente lo ve y lo detiene, o cuando hay suficiente gente en la calle para evitar que suceda. Esto requiere que los restaurantes, tiendas, bares y otros establecimientos existan de manera intermitente a nivel de la calle, y que los vecinos sientan algún tipo de apego y por tanto responsabilidad con su barrio. Por lo tanto, del mismo modo como la privacidad es esencial en entornos urbanos densos, también lo es la comunidad. La comunidad permite que los vecindarios se defiendan de manera más efectiva, como lo hizo la propia Jacobs para ayudar a evitar que las superautopistas de Moses diezmen su barrio, Greenwich Village. Sin embargo, la concepción de la comunidad que tiene Jacobs marca la línea entre la privacidad y la apertura: un vecindario urbano adecuado, según ella, existe en algún lugar entre los extraños y los amigos cercanos. Ella cita el ejemplo de confiar en el dueño de una tienda que conoce lo suficientemente bien como para que le guarde algo durante unas horas.

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Treehouse Coliving Apartments / Bo-DAA. Image © Rohspace

Obviamente, es difícil forzar artificialmente a un vecindario a sentirse apegado a su comunidad. Pero los arquitectos y planificadores urbanos pueden ayudar al hacer que los vecindarios sean deseables para vivir e incorporando suficientes tiendas y restaurantes a nivel de la calle para asegurarse de que las calles estén iluminadas y monitoreadas en todo momento. Este paso es beneficioso no solo para reducir la delincuencia, sino para aumentar cíclicamente la deseabilidad misma: mientras los residentes puedan retirarse en cualquier momento a la privacidad de sus propios hogares, deben poder tener acceso a lugares de ocio a unos pocos minutos de distancia.

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Three Generation House / BETA office for architecture and the city. Image © Ossip van Duivenbode

Sin embargo, la cuestión de la privacidad y la seguridad adquiere un nuevo significado en la actualidad, ya que se advierte a las personas de todo el mundo que se alejen de los espacios compartidos por temor a la propagación del COVID-19. ¿Cómo puede la arquitectura, particularmente en áreas densas, reducir el riesgo de pandemias futuras inevitables? ¿La ansiedad por la higiene instigada por el coronavirus tendrá efectos duraderos en la forma en que los arquitectos y planificadores urbanos diseñan en el futuro? Curiosamente, mientras que muchos trabajadores –no esenciales– pasan más tiempo en casa, algunos han notado que las calles en realidad son cada vez más utilizadas por los peatones. En un artículo del New Yorker de hace algunos meses, el arquitecto Ilias Papageorgiou observa que en Atenas la gente esta caminando más, y en partes de la ciudad donde nunca había caminado antes. Ciudades como Nueva York han bloqueado las calles peatonales, algunas con asientos en restaurantes al aire libre para seguir las pautas de distanciamiento social. Al menos por ahora, las delineaciones anteriores del espacio público y privado, así como sus funciones, han cambiado por completo. Si el home office y el trabajo remoto se vuelven prácticas más comunes, podría haber un mayor énfasis en los espacios privados como las viviendas domésticas, y los espacios como las calles podrían orientarse más hacia los peatones que hacia los automóviles. Esta transición, desde los automóviles al peatón, podría constituir de manera reductora un cambio de la privacidad a la apertura, ya que los usuarios de las calles ya no permanecerían aislados en sus automóviles, sino que interactuarían con los vecinos y otros transeúntes.

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The Paleisbrug / Benthem Crouwel Architects. Image © Jannes Linders
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Future Towers / MVRDV. Image © Ossip van Duivenbode

Nivel de la ciudad

Por supuesto, como una ciudad está constituida por sus calles y edificios, los temas de la privacidad y la apertura a nivel de calle son más relevantes para la ciudad. El principio de mantener las calles activas y sociales, como señaló Jacobs, se puede multiplicar al nivel de la ciudad: no solo las tiendas y restaurantes deben estar dispersos por las calles, sino que la zonificación de áreas para motivar una mayor diversidad de usos es una tarea esencial de urbanismo. Si las calles deben ser seguras y, por lo tanto, se usan en una variedad de momentos diferentes, entonces una sola área no puede estar formada solo por edificios de oficinas y empresarios de 9 a 5 (por ejemplo, Wall Street). La zonificación para una diversidad de usos crea condiciones mucho mejores para garantizar la seguridad de los espacios públicos.

Además, si la pandemia del COVID-19 ha demostrado algo, es que los espacios públicos al aire libre son una gran necesidad. El principio anti-densidad de la ciudad jardín no es útil ni necesario, pero los parques y plazas públicas tampoco son inherentemente malos. Para garantizar que una ciudad equilibre las necesidades públicas y privadas, los planificadores deben comprender la importancia de los parques y las calles a nivel de ciudad y, lo que es más importante, deben diseñarlos bien. Las calles deben ser frecuentadas: los bloques largos no solo son inconvenientes para los peatones, sino que también son potencialmente peligrosos si desalientan el tráfico peatonal. Las aceras deben ser grandes, para dar cabida a los peatones, especialmente si el trabajo virtual se vuelve más común debido a la pandemia. Los parques deben ser atractivos y estar bien situados, pero no deben ser sobreabundantes. Morningside Heights en Nueva York, por ejemplo, tiene dos parques, Morningside Park y Riverside Park, que están a solo unas cuadras de distancia, lo que dispersa a los usuarios potenciales entre ellos.

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Superblock of Sant Antoni / Leku Studio. Image © Del Rio Bani

La densidad no es algo malo; de hecho, como muchos residentes de la ciudad pueden atestiguar, puede ser infinitamente interesante y emocionante. Pero necesariamente cuestiona el tema esencial de cómo equilibrar la privacidad con la apertura. A medida que la población urbana de todo el mundo aumenta exponencialmente, las ciudades se vuelven más densas y el tema de la seguridad se vuelve más pertinente con la ansiedad por el COVID-19 y las crisis sociales urbanas, estas preguntas se vuelven más importantes que nunca. Es responsabilidad de los arquitectos y urbanistas abordarlos de forma eficaz.

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Sobre este autor/a
Cita: Cao, Lilly. "Evolución del espacio compartido: Privacidad vs. apertura en una arquitectura cada vez más densa" [The Evolution of Shared Space: Privacy vs. Openness in an Increasingly Dense Architecture] 16 ago 2020. ArchDaily en Español. (Trad. Franco, José Tomás) Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/945583/evolucion-del-espacio-compartido-privacidad-v-s-apertura-en-una-arquitectura-cada-vez-mas-densa> ISSN 0719-8914

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