Con una altura de 3 metros, 'Arabesque Wall' de Benjamin Dillenburger y Michael Hansmeyer es un objeto de intimidante complejidad. Impreso en 3D, en el transcurso de cuatro días de un archivo de 50 Gigabyte, la pieza es una demostración de las increíbles formas alcanzables con el diseño algorítmico y la impresión 3D, sin embargo, con su abrumadora complejidad también es una prueba de la percepción humana.
"La arquitectura debe sorprender, emocionar e irritar", explican Dillenburger y Hansmeyer. "Tanto como un esfuerzo intelectual y fenomenológico, se debe abordar no sólo con la mente, pero con todos los sentidos. Debe ser juzgado por las experiencias que genera".