El medio rural siempre ha ejercido un papel fundamental en el desarrollo social y económico de los países. Hasta el siglo XVIII, era el principal espacio de producción y organización de la vida. Con la Revolución Industrial, sin embargo, ocurrieron profundas transformaciones estructurales que redefinieron esta dinámica. La industria pasó a ocupar una posición central, vinculándose al medio urbano y dando origen a una visión dicotómica y jerarquizada entre rural y urbano, agricultura e industria. En este contexto, dos visiones opuestas ganaron destaque: una preveía la desaparición de lo rural ante la urbanización y el avance económico; la otra apostaba por su permanencia y renacimiento. Hoy sabemos claramente cuál de las hipótesis se ha vuelto verdadera.
Desde su inauguración en abril, la Expo de Osaka ha recibido a millones de visitantes de todo el mundo, constituyendo una verdadera muestra de innovación, arquitectura y diseño. Entre sus hitos destaca el Gran Anillo, obra del arquitecto japonés Sou Fujimoto, considerada la estructura arquitectónica de madera más grande del mundo. Bajo el lema de la Expo 2025 —Designing Future Society for Our Lives—, más de 150 países, a través de sus pabellones, han abordado temas clave para la arquitectura contemporánea, como la circularidad en la construcción, la memoria cultural, y la innovación y tecnología orientadas al futuro del entorno construido y sostenible.