
La arquitectura es conocida por ser una de las carreras universitarias más caras en relación a los gastos cotidianos, al nivel de otras disciplinas como el diseño, las artes plásticas, la odontología y la medicina. El adrenalínico ritmo de taller obliga a sus estudiantes a presentar sus proyectos a través de planimetrías, renders y/o fotomontajes impresos, sumando en la mayoría de los casos maquetas de estudio o modelos a escala de buena factura, dependiendo de la importancia de la entrega. Todo esto genera un costo extra que parece estar ya asumido como natural por los profesores, estudiantes y la comunidad en general.
