
Las ciudades latinoamericanas desde mediados del siglo XX experimentan fenómenos de metropolización en los que el transporte se ve afectado fundamentalmente por aumentos superlativos del automóvil privado. Esto se debe a rápidos crecimientos de la mancha urbana, sin regulación, por lo que las ciudades se extienden ampliamente en el territorio, sumados a la deficiente gestión pública del transporte y las débiles condiciones socioeconómicas internas de los países latinoamericanos, que condicionan el desarrollo de los sistemas de transporte.
Córdoba, la ciudad argentina con más habitantes luego de Buenos Aires, se caracteriza dentro de éste paradigma siendo una de las ciudades con tejido urbano más grandes del mundo, de 576 km2 (además de su área metropolitana). Su estructura física se define radio céntrica, con corredores viales confluyendo en el centro de la ciudad, conformando un centro denso con concentración de servicios y una periferia en constante expansión.



























