Cada Febrero, desde 1857, alrededor de 30 habitantes del pueblo de Colima levantan durante 6 semanas una gran estructura de 5000 m2 que incluye palcos y graderías, alcanzando una capacidad para más de 5000 personas. La obra -monumento artístico de la nación y parte del inventario del patrimonio cultural inmaterial de México- permanece en pie durante las fiestas religiosas y paganas en honor a San Felipe de Jesús y alberga su tradicional corrida de toros.
Su sistema constructivo sismo-resistente tiene un origen indígena y se ejecuta a través de un esqueleto de madera entretejido, cuerdas, algunos clavos y un revestimiento de petates o estera.
Después de un mes en funcionamiento, la estructura efímera se desarma en un solo día.