Los principios de la economía circular han sido más influyentes y aplicables a la industria de la construcción. Haciendo hincapié en el uso eficiente de los recursos, las prácticas de arquitectura global son cada vez más pioneras en los modelos de reutilización y reciclaje de componentes y materiales. El concepto de "diseño para el desmontaje" se ha convertido en un enfoque innovador, especialmente en el caso de las fachadas de los edificios. Lograr un equilibrio entre las demandas de nuevas infraestructuras y la transición hacia la sostenibilidad requiere una revisión del diseño de fachada tradicional a lo largo de su ciclo de vida.
Como un material altamente transparente que resiste todas las condiciones climáticas excepto las más extremas, se le puede dar fácilmente cualquier tamaño o forma y, una vez constituido, durará miles de años. El vidrio sigue siendo uno de los materiales más innovadores y cruciales utilizados en la arquitectura. Aunque las prácticas de construcción contemporáneas nos permiten formar enormes y relucientes rascacielos de vidrio que se elevan cientos de metros en el aire, el propósito original de este antiguo material (permitir la entrada de luz en interiores seguros y herméticos) continua siendo el más importante más de mil años después.
Por muy valioso que sea el vidrio para casi todos los tipos de arquitectura en forma de ventanas, cuando se trata del techo de un edificio, su uso no es tan simple. Hemos comprendido el poder y el peligro de combinar luz y vidrio desde que vimos una lupa utilizada para concentrar el calor de la luz solar en temperaturas increíblemente altas en los dibujos animados infantiles. Bajo una cubierta de vidrio, la ganancia solar puede generar ambientes internos incómodos sin las precauciones de protección adecuadas.
El campo de la arquitectura y el diseño es dinámico, a menudo gestiona inversiones a gran escala e involucra a una amplia gama de profesionales. Es lógico que, en este tipo de entorno, el éxito no se defina simplemente por la calidad de las estructuras terminadas, sino también por la capacidad interna de las firmas de arquitectura para gestionar eficazmente sus operaciones comerciales. Para arquitectos/as y diseñadores, medir el desempeño va más allá de las métricas financieras; abarca una amplia gama de factores que reflejan la eficiencia, la creatividad y el impacto de la oficina dentro de la industria.
Se pueden medir varias métricas clave, desde objetivos financieros hasta gestión de relaciones con los clientes, innovación, influencia y desarrollo profesional, para ayudar a los profesionales de la arquitectura y el diseño a evaluar su desempeño desde diferentes perspectivas. Como dice el famoso refrán: "Lo que se mide, se gestiona". Para colaborar en este esfuerzo, el Informe de Referencia Empresarial de Arquitectura 2024 de Monograph ofrece un examen exhaustivo de cinco métricas clave.
Figura 01: Galpón Complejo Recreativo Funcionarios de la Salud. Comuna de Coyhaique, Sector Lago Frío.. Image Cortesía de Alejandro Muñoz Massoglia
El patrimonio arquitectónico que conformaron los primeros pobladores de la región de Aysén, lo que en un principio fuese la expresión mínima del habitar, un espacio destinado a proteger al usuario de las inclemencias del clima, y que luego evolucionaría de manera intrínseca a las necesidades cambiantes de los residentes, en el plano simbólico representan una identidad arquitectónica vernácula en madera.
En la actualidad, con algunas excepciones, las pocas casas en pie de los primeros años de colonización espontánea en la región presentan un avanzado deterioro. Destinadas a bodegas o espacios anexos a la vivienda principal debido al desgaste de los materiales, la inexistencia de instalaciones, o su precario aislamiento térmico.
De igual forma, las viviendas más complejas y de mayor tamaño que pertenecen a un período más reciente, construidas especialmente en áreas urbanas, si bien la gran mayoría se encuentran todavía habitadas, son evidentes los procesos de desgaste de sus estructuras. Esta condición inestable guarda estrecha relación con sus ocupantes, en su mayoría adultos mayores que no tienen los recursos económicos, ni la capacidad física para emprender las mejoras necesarias.