¿Cómo será el campo cuando todos vivamos en ciudades?

En febrero de 2020, el museo Solomon R. Guggenheim presentará una exposición titulada "El campo, el futuro". La exposición, concebida por el equipo dirigido por Rem Koolhaas y AMO, marcará el último capítulo de una de las principales áreas estudiadas por Koolhaas en los últimos años: el impacto que tiene un mundo cada vez más urbanizado en las zonas no urbanas que han sido "dejadas atrás".

Como se describe en el libro “Hungry City” (La ciudad hambrienta) de Carolyn Steel, la relación entre lo urbano y lo rural, que tiempo atrás ha sido simbiótica, se ha transformado actualmente en un vínculo de total dependencia, en la que las grandes ciudades sólo pueden funcionar con el apoyo de los vastos paisajes rurales e industriales. Londres, por ejemplo, actualmente requiere de una cantidad total de tierra que es aproximadamente 293 veces su propia área para producir los alimentos, la energía, el agua y las materias primas necesarias para sostenerse. Se espera que para el año 2050 un 68% de la población viva en ciudades (una cifra que actualmente es del 55%), por lo que estas devorarán áreas de tierra cada vez mayores para satisfacer las demandas de sus ciudadanos.

Rem Koolhaas. Imagen © Fred Ernst, Cortesía de OMA

En las últimas décadas he notado que, mientras gran parte de nuestras energías e inteligencia se han enfocado únicamente en las zonas urbanas del mundo -bajo la influencia del calentamiento global, la economía de mercado, las empresas tecnológicas estadounidenses, las iniciativas de África y Europa, la política china y otras fuerzas-, el campo ha cambiado casi irreconociblemente. -Rem Koolhaas

Mientras que las reflexiones inmediatas sobre las áreas rurales pueden evocar imágenes románticas de pueblos adormecidos, montañas desoladas o la sensación de un silencio ininterrumpido, actualmente muchos de estos paisajes están vivos y activos, respondiendo a los flujos globales de energía, alimentos, finanzas, políticas y personas. Mientras que las ciudades se preocupan por la experiencia humana, estos paisajes operan a escala macro generando millones de toneladas de alimentos para las estanterías de los supermercados, metales en bruto para fabricar iPhones o parques eólicos para alimentar y activar nuestros dispositivos.

BÚSQUEDA DE FRANJAS: El equipo ha seleccionado una serie de áreas en el mundo para utilizarlas como focos y de esta manera hacer zoom sobres temas específicos. Estos parches rectangulares y circulares forman los marcos centrales de la investigación... Imagen © Cortesía de OMA

Una alternativa posible para el futuro de los campos se puede encontrar en los Países Bajos. En Hoek van Holland, un vasto mar de invernaderos rodea las granjas holandesas vernáculas, complementándolas con alta tecnología e innovación para la producción de alimentos. A pesar de su pequeño tamaño y su densa población, los Países Bajos son el segundo mayor exportador de alimentos del mundo. Esta acreditación no sería posible si se utilizaran métodos de cultivo convencionales. El campo holandés está lejos de ser convencional, en lugar de surcos arados y campos de pastoreo verdes, han desarrollado extraordinarios complejos con invernaderos y granjas climatizadas, algunas de ellas de más de 175 acres.

Campo holandés. Imagen a través de Shutterstock

La manifestación de estas estructuras construidas en los campos de Holanda es el resultado de un flujo global de políticas e ideas. A principios de la década de 2000, los holandeses se comprometieron a nivel nacional a practicar una nueva forma de agricultura sostenible, eliminando los pesticidas químicos en los invernaderos y reduciendo el uso de antibióticos en animales en un 60% desde 2009. Mientras tanto, acompañando de manera cercana esta innovación se encuentra la Universidad y centro de Investigación de Wageningen (WUR), una institución considerada como una de las principales investigadoras del mundo en el campo de la agricultura, impulsa esta innovación. A medida que transcurre el tiempo, van surgiendo nuevas técnicas y conocimientos sobre cómo alimentar a las poblaciones urbanas cada vez más numerosas y , las zonas rurales tales como las de los Países Bajos, continúan adaptándose y creciendo para poder dar una respuesta, alejándose de lo idílico y lo natural, y orientándose más hacia lo artificial, lo industrial y lo controlado.

CERO RESIDUOS: Los recientes desarrollos aplicados a los invernaderos para el cultivo están logrando eliminar las redundancias naturales propias del espectro de luz (las componentes que no se utilizan en la fotosíntesis) generando una mezcla secreta de luz rosa/púrpura diseñada para cada especie individual; los agricultores están apostando cada vez más a la artificialidad para cancelar las componentes superfluas de nuestro espectro de luz... Imagen © Pieternel van Velden

Dada la particularidad de las condiciones de los campos en los Países Bajos, no es de extrañar que el propio Koolhaas haya estudiado las maneras en las que la región “encapsula” la naturaleza cambiante de los paisajes rurales. En un ensayo de 2014 para ICON, Koolhaas recordó que "el trabajo de la tierra es ahora una práctica digital. Por ejemplo, el tractor, que revolucionó la granja en el siglo XIX, se ha convertido en una estación de trabajo computarizada. Se trata de una serie de dispositivos y sensores que crean una interfaz digital sin fisuras, pero separada, entre el conductor y la tierra. El campo en términos de cómo trabajamos se está asemejando cada vez más a la ciudad. El agricultor es como nosotros - un trabajador flexible, operando en una laptop desde cualquier lugar. Esto no quiere decir que todo sea malo. Es irónico que estas transformaciones tan drásticas apenas estén en el radar de nuestra educación y pensamiento".

LA RIGIDEZ PERMITE LA FRIVOLIDAD: Para permitir la frivolidad de la vida urbana son necesarias grandes parcelas de tierra dedicadas estrictamente a la ganadería... Imagen © Cortesía de OMA

La última línea de Koolhaas es contundente. Con habilidades centradas no sólo en la percepción humana del espacio, sino también en la capacidad de responder a contextos políticos, económicos, climáticos y físicos, los arquitectos del futuro tendrán que enfrentarse a una nueva realidad a la hora de diseñar en las afueras de las ciudades. Cada vez más, las exigencias impuestas por la ciudad al entorno rural harán que los arquitectos perfeccionen sus diseños para brindarle nuevas funciones a los invernaderos, organizaciones más eficientes a los centros de datos para transformar el paradigma de lo que actualmente consideramos "un lugar para la recreación y el descanso", mutando en un campo orientado hacia la industria fría, dura y automatizada. 

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Sobre este autor/a
Cita: Walsh, Niall. "¿Cómo será el campo cuando todos vivamos en ciudades?" [What Will the Countryside be for When We All Live in Cities?] 06 oct 2019. ArchDaily en Español. (Trad. Maiztegui, Belén) Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/925916/como-sera-el-campo-cuando-todos-vivamos-en-ciudades> ISSN 0719-8914

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