El juego, en tanto actividad humana, es una práctica multidimensional: nace de lo biológico, se transmite socialmente y se sitúa en lo arquitectónico. En esa interrelación, mientras lo lúdico propone dinámicas y ficciones que invitan a explorar otras formas de habitar el mundo, los proyectos de arquitectura aportan el soporte físico y sensorial que permite desplegar esas posibilidades, siendo las estructuras de juego el medio que conecta ambos. Así, se evidencia una relación determinante entre el juego, el entorno construido y su transformación a lo largo del tiempo.
Si bien sus raíces se remontan a los orígenes mismos de la sociedad humana, fue hacia mediados del siglo XX, en un contexto de posguerra, cuando el acto de jugar comenzó a posicionarse como una forma de apropiarse del espacio, explorar, experimentar, construir vínculos con el entorno y fomentar el disfrute urbano. Hoy, la evolución entre los "juegos de ayer" y los contemporáneos refleja una transformación orientada a la innovación y al aprendizaje a través del juego, en respuesta a nuevas dinámicas de integración, fabricación y uso del espacio.
Como antecedente histórico, el trabajo de Aldo van Eyck constituye un marco referencial clave para comprender el espacio urbano infantil del siglo XX desde una perspectiva que concibe el juego como una actividad abierta, que invita a explorar y construir relaciones. Con más de 700 parques de juego diseñados en Ámsterdam, su enfoque marcó un punto de inflexión para aproximaciones posteriores. Como referente moderno y paso siguiente en la evolución del diseño de espacios lúdicos, destaca Urbanplay, cuya propuesta busca fomentar el desarrollo físico, creativo e integrador en los niños, a través de la innovación aplicada al diseño y el acompañamiento en todas las etapas del proceso, desde la concepción hasta la ejecución del proyecto.
A lo largo de la evolución del espacio recreacional urbano han surgido diversas aproximaciones. Las primeras, como las de Van Eyck, se caracterizaban por formas simples —cubos, barras y estructuras predominantemente geométricas— y por el uso de superficies duras.En cambio, los diseños actuales se han diversificado, orientándose a acompañar la evolución física, social y creativa de niñas y niños, e incorporando criterios como la inclusividad y la sostenibilidad, además de responder a estándares de calidad y seguridad adoptados a nivel global. Más que ofrecer únicamente una función recreativa, estos espacios buscan integrarse activamente en las formas contemporáneas de habitar, jugar y compartir. En este marco, dos enfoques resultan especialmente relevantes.
Juegos dinámicos y de cuerdas: formas orgánicas y estructuras multijuego para el desarrollo físico
Al estar vinculado a dinámicas cambiantes y, en ocasiones, a construcciones ficticias, el juego requiere de plataformas que permitan una exploración orgánica, en la que el niño recurre a su cuerpo y a su imaginación para interactuar con el entorno a través de experiencias múltiples, muchas de ellas determinadas por su propia iniciativa. En las estructuras de cuerda, por ejemplo, el uso de formas curvas, elevaciones suaves y desniveles sinuosos se ha consolidado como una herramienta clave para llevar el juego a una dimensión más compleja, donde se activan habilidades como la escalada inteligente, el equilibrio, la coordinación cruzada y el pensamiento lógico.
Además, por estar intrínsecamente ligado a la actividad física, el juego también se configura como una práctica dinámica que exige soluciones capaces de incentivar el movimiento: giros, impulsos y saltos enriquecen la experiencia lúdica y la vuelven más desafiante. Esta intensidad se traduce en un estímulo directo para el desarrollo infantil, haciendo de los juegos dinámicos una vía efectiva para fortalecer la conciencia espacial y las capacidades motoras.
Juegos inclusivos: incorporando los principios del diseño universal en el espacio lúdico
Como plataforma para la inclusión, el juego requiere condiciones en las que todas las personas, con sus distintas capacidades, encuentren un entorno que les permita acceder al espacio y participar en las actividades que este ofrece. Para ello, los principios del diseño universal y los juegos desarrollados a partir de ellos representan una de las vías más efectivas para diseñar parques inclusivos.
En estos espacios, es importante encontrar un equilibrio entre propuestas dinámicas y otras más calmadas. No se trata solo de ofrecer variedad, sino de permitir que cada quien encuentre su ritmo. Algo tan simple como espaciar estratégicamente los elementos principales del parque puede marcar la diferencia: ayuda a evitar la sobrecarga física y permite que la experiencia del juego se mantenga accesible para más personas, sin perder intensidad.
También hay otra dimensión que no siempre se ve, pero que está ahí: la sensorial. Porque cuando hablamos de discapacidad, no todo se reduce a lo físico. El tacto, el olfato, la vista y la audición son formas de leer el mundo, y por eso los juegos que estimulan estos sentidos ocupan un lugar clave en el diseño inclusivo. Superficies suaves como los pisos de caucho, texturas variadas o aromas discretos son parte de un lenguaje que amplía las posibilidades del juego y lo hace más acogedor para todos.
En el diseño contemporáneo de las estructuras de esparcimiento, los límites técnicos son cada vez más difusos, y desde una perspectiva conceptual, el enfoque se amplía hacia una comprensión más compleja del juego: no solo como actividad recreativa, sino como una práctica que articula lo pedagógico, lo sensorial y lo social. En este marco, la investigación detrás de los productos, junto con la realización de workshops orientados a generar nuevas conversaciones, adquiere un papel clave, ya que permite traducir esas dimensiones en espacios capaces de estimular el desarrollo infantil de forma significativa y sostenida.
Así, los conceptos de innovación configurados por Kompan y transmitidos por Urbanplay representan un punto de partida clave para posicionar el juego como eje central en el diseño de espacios de diversas tipologías, más allá de aquellos que podrían percibirse como exclusivamente dedicados a esta actividad. Desde parques y espacios temáticos hasta instalaciones públicas en interiores, la convergencia entre el juego, la estructura que lo sostiene y el espacio que lo aloja se vuelve fundamental en la evolución de los entornos recreativos y en la planificación de atmósferas dirigidas a la infancia.
Para conocer más sobre Urbanplay, visite su página web o consulte su catálogo de productos en ArchDaily.
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