La Universidad de Santiago de Chile entregó la máxima distinción académica al arquitecto Miguel Lawner Steiman, quien este 16 de noviembre recibió el grado de Doctor Honoris Causa.
Con la presencia de destacados profesionales de la arquitectura, autoridades, familia y amigos del arquitecto, Miguel Lawner recorrió su vida y obra, deleitando al público con anécdotas, alegrías y tristezas vividas a lo largo de sus 95 años, revelando su pasión por la ciudad, el territorio y la vivienda social y plasmando su férrea convicción de aportar desde el oficio al bien común de la sociedad.
En la ceremonia, el Rector de la Universidad de Santiago de Chile, Rodrigo Vidal Rojas, señaló que la institución “celebra sus valores, su integridad y su inquebrantable compromiso con la justicia social y la dignidad humana”. Principios refrendados por el vicedecano de Investigación y Postgrado de la Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido, Rodrigo Martin, quien afirmó que “se trata de un hombre que impregnó su profesión con los valores más fundamentales del ser humano, elevando el principio del bien común por sobre los intereses privados (…) enfocando su trabajo en el acceso a la vivienda de los sectores más necesitados”.
Primeros años
Bajo el nombre “70 años ejerciendo el más noble de los oficios: la Arquitectura”, la charla magistral de Miguel Lawner comenzó con sus años de estudiante de Arquitectura en la Universidad de Chile, realzando la importancia de la Reforma Educacional de 1946 que impuso el concepto del “Arquitecto Integral”, fomentando la práctica del trabajo colectivo y la solidaridad en el marco de una realidad país que daba sus primeros pasos en el proceso de industrialización.
Como estudiante, participó de diversos concursos públicos quedando entre los seleccionados en varios de ellos. Una vez titulado, junto a su esposa Anamaría Barrenechea y su colega Francisco Ehijo formaron la oficina Bel Arquitectos, con la cual lograron su consolidación profesional a nivel nacional e internacional.
Viviendas sociales
En su alocución destacó el trabajo de los gobiernos que impulsaron la creación de la Corporación de la Vivienda (CORVI) en 1953, fortaleciendo el énfasis estatal en materia de vivienda social. Lawner lamentó que se haya eliminado el concurso público de arquitectura para los conjuntos habitacionales de vivienda social “porque son una fórmula para democratizar el ejercicio profesional. Las nuevas generaciones tienen derecho a demostrar sus méritos profesionales por una vía tan democrática y transparente como es el concurso”.
Según sus palabras, el triunfo de Salvador Allende entregó la oportunidad de materializar “una vivienda digna y una ciudad para todos”. En 1970 asumió como Director Ejecutivo en la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), que promovía la integración social urbana. La obra más significativa mientras Lawner dirigió la CORMU fue el edificio de la UNCTAD (actual edificio GAM), el que estaba destinado a recibir la III Asamblea Mundial. También detalló la recuperación del Parque Cousiño, hoy Parque O’Higgins, donde rehabilitaron 54 hectáreas.
Un sobreviviente
Luego del golpe militar de 1973, fue detenido el 12 de septiembre y llevado como prisionero de guerra a la Isla Dawson, donde trabajó en la restauración de la iglesia de Puerto Harris. Asimismo, proyectó una plaza de juegos infantiles para el caserío de la zona, iniciativa que no se concretó por la negativa del Servicio de Inteligencia Militar. No obstante, alumnos de la Escuela de Arquitectura de la U. de Chile, construyeron una réplica de estos juegos en el marco de la Bienal de Arquitectura 2019. El 2023, organizaciones sociales replicaron el proyecto en la ciudad de Castro, Isla de Chiloé.
Luego de casi dos años privado de libertad, en 1975 partió al exilio en Dinamarca junto a su esposa e hijos. Fue en ese país donde los dibujos realizados mientras Lawner estuvo preso en Isla Dawson, fueron ampliamente difundidos, denunciando “los crímenes y las desapariciones de personas que tenían lugar en nuestro país”.
Regreso a Chile
En marzo de 1984 volvió a Chile, retomando la oficina de arquitectura que tenía con su esposa y su colega Ehijo. Comenzaron a participar de los concursos de arquitectura del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, MINVU, para la construcción de edificios municipales, adjudicándose el diseño de la sede municipal de Lo Prado. En paralelo, se incorporó al Colegio de Arquitectos, siendo electo Director nacional por dos periodos. En 1984, asumió la presidencia del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, ICAL, organización que agrupó a destacados profesionales que constituyeron “la más relevante tribuna de oposición cultural a la dictadura”.
Junto con cuestionar el modelo económico impulsado por la dictadura, criticó las políticas de vivienda y desarrollo urbano de las últimas décadas, invitando a las nuevas generaciones a “ser capaces de asumir los desafíos (…) y restituir al Estado la capacidad de conducir las políticas de vivienda y de desarrollo urbano, velando por el bien común”, agregando que “la principal desgracia generada por el neoliberalismo ha sido privarnos de la libertad para ejercer nuestra profesión. Debemos estar conscientes de esa situación y luchar para que se le ponga fin”.
Últimos años
Durante esta última década, el arquitecto ha estado enfocado en la lucha por recuperar el rol del Estado como conductor del desarrollo urbano y las políticas públicas de vivienda. Fue designado integrante del Consejo nacional de Desarrollo Urbano 2014-2018, entregando en mayo de 2015 un Informe con Medidas para Implementar una Política de Suelo para la Integración Social Urbana.
A lo larga de su dilatada trayectoria ha recibido diversas distinciones, como la medalla Arquitecto Claude Brunet de Baines, otorgada en 2010 por la U. de Chile; el Premio a la Conservación de los Monumentos Nacionales 2016 (DIBAM), el Consejo de Monumentos Nacionales y la Unesco y el Premio Medalla de Honor otorgado por la Fundación Neruda. En el 2019 ganó el Premio Nacional de Arquitectura y cerrando el 2023, recibió el Grado Honoris Causa de la Universidad de Santiago de Chile, por su extraordinaria carrera, valores, integridad y su inquebrantable compromiso con la justicia social y la dignidad humana.
Noticia via Unidad de Comunicaciones Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido, Universidad de Santiago de Chile.