
Sabemos que la Historia es escrita por quienes vencen e imponen su propio relato. También sabemos que el relato de Occidente es el de Europa y Estados Unidos, mientras el resto de los actores son minimizados o invisibilizados: ocurrió con chinos y japoneses durante la Segunda Guerra Mundial; con el Imperio Otomano en la Europa del siglo XVI y con mayorías raciales en la lectura de la independencia latinoamericana. Lo mismo ocurre en la arquitectura.