
Desde la Grecia Antigua, la búsqueda de ilusiones ópticas en la arquitectura ha sido una constante. Jugar con las fugas, las proporciones, paradojas espaciales, las sombras, los vacíos y los llenos, alterar las escalas agrandando o achicando espacios para distraer al observador. Provocarlo. Inquietarlo.
Desde las alteraciones del Partenón y los engaños que la mente genera a través de su arquitectura, las ilusiones ópticas han evolucionado hasta la actualidad a un modelo más interactivo. El espacio público se llena de intervenciones de múltiples artistas que tientan al transeúnte a observar su obra, a rodearla, sorprenderse, utilizándolas como atrayente. Las ilusiones ópticas son atrapadas así por la disciplina del Diseño, como un método de creación artística que busca el diálogo constante entre la persona y el lugar.
Una muestra de ello son los Anamorfismos. Una anamorfosis es una deformación reversible de una imagen generada óptica o matemáticamente. Juega con la perspectiva, produciendo imágenes tridimensionales visualmente pero dibujadas en el plano, o viceversa, creando lienzos planos en un espacio tridimensional.
El famosísimo artista británico Julian Beever es un ejemplo del primer caso: Ocupando las calles de las ciudades, dibuja con tiza imágenes en 3D en el pavimento. Hoy les presentamos a otro amante del Arte Óptico: Felice Varini.

























