

Una característica definitoria del espacio es el uso de tierra compactada en la construcción del bar y las paredes interiores. La técnica fue desarrollada y aplicada por Aparato utilizando tierra local sin procesar. Este método tradicional de construcción no requiere manufactura de alta energía, lo que reduce significativamente el impacto ambiental. Además, proporciona estabilidad térmica, aislamiento acústico y un acabado texturizado que refuerza la identidad del espacio. Todo el trabajo se realizó en colaboración con artesanos locales, contribuyendo a la participación comunitaria y a la transmisión de conocimientos técnicos.


El mobiliario fue diseñado a medida por Mallol Lifestyle Studio y elaborado por The Alma Studio utilizando maderas nativas recuperadas del Embalse Bayano. Estas maderas han permanecido sumergidas desde la inundación de la región hace décadas, y representan una alternativa sostenible a la tala convencional. La extracción se gestiona en colaboración con la comunidad Guna Madugandí, empleando técnicas controladas que evitan afectar el ecosistema local. Una vez recuperada, la madera se seca en horno durante varios meses para garantizar su durabilidad y desempeño. Las mesas, sillas y piezas de servicio resultantes aportan calidez y textura al espacio, manteniendo a la vez una huella ambiental mínima.


La distribución interior admite una variedad de usos, desde visitas breves hasta estancias prolongadas. La circulación es abierta e intuitiva, con configuraciones de asientos que acomodan tanto a personas individuales como a grupos. El diseño enfatiza líneas limpias, tonos neutros y materiales naturales para crear una atmósfera tranquila y acogedora. La iluminación se centra en el producto principal de la panadería, el pan, al mismo tiempo que contribuye al ambiente general sin llamar excesivamente la atención sobre sí misma.

Desde la elección de materiales hasta las estrategias espaciales, Krume Bäcker fue diseñado como una plataforma tanto para la responsabilidad ambiental como para el compromiso social. El uso de recursos locales, técnicas constructivas de bajo impacto y acabados artesanales refleja un enfoque que prioriza el desempeño a largo plazo y la relevancia dentro del contexto urbano de Panamá. El proyecto se presenta como un modelo de cómo los interiores comerciales pueden incorporar prácticas sostenibles sin sacrificar la calidad del diseño ni la funcionalidad operativa.




