La mudanza de un país de 4 estaciones a uno de clima tropical en 1973, representó una experiencia de vida nueva y, en la práctica de la arquitectura, implicó adaptarse a la nueva realidad. El contacto con las costumbres y hábitos de la nueva vida que nos acogía, así como la arquitectura tradicional encontrada, indicaban que nuestra metodología de concepción de edificios debería modificarse para incorporar ese nuevo mundo con su clima y vivencias.
El género es una capa innegable de desigualdad en las ciudades, que marca de manera distinta y efectiva la experiencia y la vida cotidiana de hombres y mujeres en los entornos urbanos. El alumbrado público es crucial para garantizar espacios más inclusivos e igualitarios, y muchas veces no se planifica desde una perspectiva de género.
Desde el icónico vuelo pionero de Yuri Gagarin en 1961, solo 565 seres humanos han tenido el privilegio de viajar al espacio. Esta aventura extrema requiere un alto grado de entrega, una extraordinaria preparación física e intelectual y grandes inversiones. La exploración espacial tiene el potencial de beneficiar a la humanidad de muchas maneras, especialmente en lo que respecta al desarrollo de nuevas tecnologías y la generación de conocimiento científico. Muchas de estas tecnologías ya están disponibles para el público, como el GPS, los filtros de agua o los tejidos de alta resistencia. Pero aunque a menudo imaginamos a los astronautas flotando en el espacio y observando la Tierra desde un punto de vista único, muchos de ellos enfrentan la dificultad de dormir y descansar en el espacio debido a la falta de luz natural. Es este problema lo que motivó a un grupo de jóvenes arquitectos daneses a desarrollar una solución para mejorar la vida diaria de los astronautas en el espacio, pero también de muchas personas en el planeta Tierra que sufren el mismo problema.
La luz del sol ha sido una parte integral de la vida desde que el sol y la tierra comenzaron su danza. El bienestar que proporciona la luz natural es un tema recurrente en la cultura humana, presente en la música popular, la moda, la fotografía e incluso en nuestros ambientes más lujosos.
Cuando le preguntaron a Tadao Ando, arquitecto japonés ganador del Premio Pritzker de 1995, cuál sería el elemento más consistente en su obra, respondió sin pestañear: la luz. A través de su arquitectura, Tadao Ando se apropia de la luz y la sombra de forma casi coreográfica. En ciertos momentos, la sombra proyectada en un muro de hormigón parece más una impresionante obra de arte. En otros proyectos, son los reflejos en la superficie del agua los que transforman por completo nuestra comprensión del espacio. Su enfoque arquitectónico arraigado en la arquitectura tradicional japonesa y potenciado por un vasto vocabulario arquitectónico moderno, provocó profundos cambios en nuestra disciplina durante la segunda mitad del siglo XX, situándolo como una de las figuras más importantes del regionalismo crítico. Cada uno de sus proyectos presenta soluciones individuales que están profundamente conectadas con sus contextos específicos – como la Iglesia de la Luz, la Casa Koshino o el Templo del Agua – acercando la arquitectura tradicional japonesa a la universalidad de la arquitectura moderna. Supo reproducir la luz difusa del interior de las casas japonesas, filtrada a través de paredes de papel, mediante el uso creativo de los materiales y la configuración sencilla de los espacios.
La simple actividad de dar un paseo por la noche puede fácilmente pasar a convertirse de una actividad tranquila y relajante en una tarea peligrosa si se elimina un solo elemento del paisaje urbano: el alumbrado público. Si bien no suele reconocerse como un aspecto definitorio de los entornos urbanos, la iluminación artificial ha desempeñado un papel esencial en la definición del carácter de las ciudades modernas. El control del delito, el atractivo de la vida nocturna, el auge de la vitrina, los movimientos revolucionarios, las utopías y los ideales de equidad social son conceptos cuyo desarrollo está estrechamente ligado a la historia del alumbrado público. Los avances tecnológicos de los últimos siglos han moldeado continuamente la apariencia y el simbolismo de las luminarias de las calles pero aún así, estos elementos han permanecido como una constante a lo largo de su historia.
La luz natural ha demostrado ser un excelente elemento formador con el que la arquitectura puede crear ambientes dinámicos. Pionero en el diseño de iluminación, William M. C. Lam, (1924-2012) enfatizó en su libro "Sunlighting as Formgiver" que la consideración por la luz del día va mucho más allá del ahorro de energía. Los arquitectos ya han encontrado numerosas formas de implementar la luz natural y el hecho de proponer una tipología de iluminación coherente puede ser un objetivo valioso durante el proceso de diseño. Sin embargo, las revisiones de la iluminación natural se centran principalmente en el consumo de energía.
La luz es una parte constitutiva de varias disciplinas, da forma al mundo tal como lo conocemos. En física sirve como medida de la velocidad, explica la visión, el registro de imágenes por el ojo, por el lente de la cámara. A lo largo de la historia del arte, la representación de la luz –o la ausencia de ella– ha guiado movimientos seculares en diversas manifestaciones con técnicas y soportes igualmente diferentes. Lo que significa que la luz –y su derivado, la sombra– son capaces de crear diferentes ambientes, atmósferas y sensaciones, que se pueden percibir en objetos y espacios. De este modo, la luz también es constitutiva de la arquitectura.
Con el correr del tiempo, la cocina ha dejado de ser solo un espacio de trabajo para configurar también un área de encuentro y ocio. Para muchos, se ha convertido en el corazón del hogar. Por eso, conciliar la iluminación necesaria para un ambiente que requiere atención al detalle a la hora de preparar los platos pero, a su vez, que aporte comodidad durante una reunión de amigos y familiares, no es sencillo.
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La luz natural es uno de los elementos más críticos en la arquitectura. Si bien no está construido y es difícil de controlar, juega un papel crucial en la definición de cómo se percibe el espacio en términos de escala, texturas, materialidad y atmósfera general. La luz natural también afecta las emociones que las personas sienten en un espacio, ya sea la falta de ella, lo que nos hace sentir miedo y ansiedad, o la luz abundante, que nos hace sentir seguros y etéreos. Así como la luz impacta en la arquitectura, la arquitectura también impacta en la luz. Al enmarcar vistas, crear masas en 3D que proyectan sombras sorprendentes y esculpir vacíos que crean proyecciones de luz únicas, muchos arquitectos han dominado las técnicas de diseño para integrar a la perfección la luz y la construcción, y quizás uno de los mejores en esto fue el arquitecto veneciano Carlo Scarpa.
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Jenny Holzer, instalación en Guggenheim Nueva York. Foto: fluido & franz, CC BY-NC-SA 2.0 via Flickr
La luz ha estado presente en el arte durante siglos. Pensar el barroco o el gótico sin este elemento sería imposible. Sin embargo, fue en el siglo XX cuando los artistas comenzaron a explorar las cualidades de la luz y las transformaron en su propio medio para materializar el arte. Esculturas, instalaciones inmersivas y formas de modelar el entorno a través de la luz, sus colores e intensidades, trajeron nuevas percepciones espaciales al trazar una relación única con la arquitectura.
Desde el fuego en las cavernas hasta el alumbrado público en las ciudades, la iluminación ha evolucionado de manera constante junto a los avances de la tecnología - y en los últimos años, ha comenzado a cambiar de manera aún más significativa debido a la creciente conciencia sobre su impacto en el medio ambiente y en la salud de las personas. Hoy en día, no es exótico encontrar el LED de encendido automático en los espacios de trabajo y hogares tanto para mejorar la eficiencia energética como el bienestar y el confort. Al mismo tiempo, en las plazas y calles se integran cada vez más con sensores y configuración de software que permiten mejorar la seguridad y la movilidad. Y si se estima que la población mundial viviendo en ciudades crecerá al 68% para 2050, sin dudas la iluminación urbana se convertirá en un factor aún más importante de considerar.
La historia de la luz ha experimentado diversos cambios a través de los siglos, su intrínseca relación con la arquitectura misma ha detonado manifestaciones y críticas que además de servir como una herramienta para iluminar el mundo habitado, influye directamente en la percepción del mismo y en la producción de los objetos construidos. Todo tipo de proyecto de iluminación está directamente relacionado con un entendimiento propio de calidad, clase, interpretación, intención y significado.
El legado de Luis Barragán está en el uso de la luz y el color. El enfoque sensible de Tadao Ando hacia la luz natural estableció su propio lenguaje arquitectónico. Las dramáticas transformaciones interiores de James Turrell exploran una percepción única de las experiencias visuales donde "la luz no es una herramienta para permitir la visión, sino algo para mirarse a sí mismo". Las instalaciones inmersivas de Olafur Eliasson juegan con la psicología de los espectadores usando solo luz, agua y aire. Estos arquitectos y diseñadores, entre otros, han reinventado cómo se percibe la luz, inspirando a generaciones de arquitectos a hacer lo mismo con la forma en que entienden y emplean la luz.
La iluminación artificial ofrece una amplia variedad de estrategias para el diseño de interiores. Siendo muy utilizada en proyectos comerciales y de restaurantes como un dispositivo estético capaz de atraer a una mayor cantidad de clientes y crear ambientes que estimulen los sentidos, la iluminación artificial también puede ser aplicada en proyectos residenciales transformando los ambientes y generando espacios acogedores y bien iluminados.
Por trivial que parezca el acto de encender un interruptor e iluminar una habitación, hemos tenido que recorrer un largo camino para tener fuentes de luz seguras y confiables. Se estima que las primeras lámparas se inventaron hace 70.000 años y consistían en piedras ahuecadas o conchas rellenas de un material absorbente empapado de grasa animal que podía encenderse. Los egipcios, en cambio, utilizaban vasijas de cerámica decoradas llenas de aceite, que proporcionaban una llama constante. Las velas se popularizaron durante la Edad Media, hechas de sebo (grasa animal) o cera de abejas, y podían quemarse en candelabros simples. Fue a fines del siglo XIX cuando Thomas Edison y su equipo inventaron una bombilla incandescente que podía fabricarse en masa y era económicamente viable, y pronto se convirtió en la forma dominante de iluminación durante gran parte del siglo XX. Aunque fue un invento revolucionario en su momento, ahora somos conscientes de que estas bombillas no son muy eficientes y finalmente fueron reemplazadas por ampolletas fluorescentes y, más recientemente, LED. Pero si ya hemos avanzado tanto en tan poco tiempo, ¿qué podemos esperar del futuro de la iluminación, y más concretamente, cómo estarán iluminados nuestros interiores en unos años o décadas?
Cada vez que la luz incide sobre una superficie habrá una sombra, por insignificante que sea su foco. El contorno apenas será visible, pero otras formas cobrarán protagonismo en este juego de luces y sombras. En el caso de ser proyectado por danza solar, se agrega una dinámica latente a las sombras que puede ser utilizada para intensificar fenómenos cotidianos, rompiendo la monotonía del espacio. Las aberturas ortogonales en un largo corredor o las piezas tejidas en un patio son ejemplos de elementos constructivos que crean manchas de luz y sombra, trayendo además deleite estético y confort térmico a sus usuarios. De esta forma, se hace evidente que estos elementos intangibles son partes esenciales de un entorno que, mucho antes de que Louis Kahn declarara el poder de las sombras, ya estaba siendo manipulado.
La iluminación es a menudo un juego de números — bastante, pues los interiores pueden perder su ventaja (literalmente), o muy poca, ya que la atmósfera tenue puede hacer que un espacio parezca insípido. No se puede subestimar su importancia en el diseño de interiores; no solo acentúa las características arquitectónicas de un espacio, sino que también hace que los habitantes se sientan cómodos. Como explica Carmelo Zappulla de Lighting Studio External Reference en una entrevista reciente con Architonic, la luz es una herramienta crucial para agregar un elemento emocional y "animar un espacio". De ello se deduce que un concepto de iluminación que sale mal puede tener consecuencias catastróficas para una habitación que, por lo demás, está perfectamente diseñada.