El primer lunes de octubre se celebra el Día Mundial de la Arquitectura. Este año, la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) ha establecido el tema "Diseño para la Fortaleza", un poderoso llamado a la acción que resuena profundamente con el enfoque de la ONU sobre la respuesta a crisis urbanas. En un mundo que enfrenta interrupciones ambientales y sociales sin precedentes, este tema nos desafía a ir más allá de soluciones temporales. Cabe preguntarse, ¿cómo pueden nuestros edificios y ciudades no solo resistir los impactos, sino también fomentar la equidad, la continuidad y la resiliencia?
Aunque el concepto de fortaleza en arquitectura puede evocar fácilmente imágenes de concreto reforzado y acero, está surgiendo una interpretación más profunda, una que define la fortaleza no como mera rigidez, sino como una capacidad holística para resistir y adaptarse. Esto incluye muchas facetas, desde la resiliencia ecológica y el cuidado hasta los conceptos duraderos de resiliencia social o la conservación de estructuras urbanas existentes, todas contribuyendo a un entorno construido más capaz de responder a la multitud de crisis que enfrentan las ciudades en todo el mundo.
Buscando crear un diálogo fluido entre la arquitectura y su paisaje circundante, el estudio de la topografía encarna el reconocimiento y la investigación sobre la aplicación de materiales, estrategias autosuficientes, resoluciones de bajo mantenimiento y diseños paisajísticos que se integren al entorno natural y minimicen el impacto ambiental de los proyectos. Más allá de registrar las diferencias de niveles, orientaciones solares, vientos predominantes o pendientes de escurrimiento de los terrenos, varios profesionales de la arquitectura en Argentina demuestran un interés por desarrollar soluciones arquitectónicas capaces de adaptarse a las geografías naturales y restaurar el vínculo entre la naturaleza y el ser humano.