¿Y si la mejor forma de jugar no fuera la más segura? Durante décadas, las ciudades han construido parques infantiles limpios, coloridos y fáciles de supervisar. Sin embargo, estos espacios—diseñados más para tranquilizar a los adultos que para despertar la curiosidad de los niños—suelen despojar al juego de lo que lo hace realmente transformador: el riesgo, la imprevisibilidad y la autonomía. Los crecientes estándares de seguridad, la reducción del espacio público y la comercialización del equipamiento han limitado aún más las posibilidades de la exploración independiente. Desde un solar en ruinas en la Copenhague de los años 40 hasta los paisajes de hormigón en el Ámsterdam de la posguerra, arquitectos, urbanistas y activistas se atrevieron a desafiar la idea de que el juego debía ser limpio y controlado. Sus propuestas poco convencionales—hechas de materiales sueltos, formas abstractas y recursos improvisados—ofrecieron a los niños la libertad de construir, demoler, explorar y ensuciarse.
Play Landscape be-MINE / Carve + OMGEVING. Image Courtesy of Carve
Los parques infantiles son instrumentos espaciales a través de los cuales la sociedad proyecta sus expectativas sobre la infancia, poniendo a prueba los límites entre control y autonomía, exposición y protección. Regulan cómo los niños se relacionan con el espacio, con los demás y con sus propios cuerpos, codificando —muchas veces de manera invisible— normas sociales, miedos y aspiraciones. En este sentido, los parques infantiles no son espacios periféricos de ocio; son construcciones políticas moldeadas por ideologías específicas sobre qué es la infancia y cómo debería desarrollarse. Desde 1989, el derecho al juego ha sido reconocido formalmente en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, afirmando que el juego es una parte fundamental del desarrollo humano. Diseñar un parque infantil no consiste solo en trazar líneas en un plano o instalar equipamiento en un parque; es definir las condiciones bajo las cuales el juego es permitido, imaginado o restringido.
Museo Nacional de Uzbekistán, Render de Tadao Ando Architect & Associates. Imagen Cortesía de The Uzbekistan Art and Culture Development Foundation
La Fundación para el Desarrollo del Arte y la Cultura de Uzbekistán (ACDF) ha anunciado el inicio de la construcción del Museo Nacional de Uzbekistán, diseñado por el arquitecto japonés Tadao Ando. Este proyecto marca la primera gran obra de Ando en Asia Central, y el museo está concebido como un hito tanto arquitectónico como cultural en Tashkent. Esperando abrir sus puertas en marzo de 2028, el edificio refleja el lenguaje arquitectónico minimalista de Ando, integrando referencias al patrimonio de Uzbekistán con su característico uso de la geometría, la luz natural y la claridad espacial.