Apartamento 43 / cli·ma arquitectura. Image Cortesía de cli·ma arquitectura
Frente a las diversas formas de habitar que caracterizan a las sociedades contemporáneas y su grado de adaptabilidad a futuros usos en la arquitectura, la figura de los altillos representa una oportunidad para diseñar desde espacios de almacenamiento y guardado hasta concebir espacios de estar, estudio, ocio o mismo de descanso tanto para sus habitantes como también para sus posibles visitas. Dependiendo de sus escalas, tamaños y proporciones, estos espacios en altura permiten sacar provecho de los ambientes interiores en los apartamentos que, en algunas ocasiones, carecen de un metraje suficiente para realizar este tipo de funciones a nivel y disponen de determinada altura para poder realizarse.
Hacia los albores del Modernismo, en la ferviente búsqueda de sistemas constructivos innovadores, eficientes y rentables, la idea de la construcción modular ofrecía exactamente la promesa de eso: un sistema industrializado compuesto por elementos listos para ensamblar, fácilmente configurables, económicos y controlados en calidad. Si bien la idea no ganó tanta fuerza como se esperaba inicialmente, sigue siendo una premisa atractiva para arquitectos y diseñadores. Ahora, nuevos desarrollos en el campo han llevado a un renovado interés en el tema, a medida que la vivienda modular emerge como una medida efectiva en diversos aspectos, desde viviendas asequibles hasta refugios de emergencia, o incluso como plataformas para la colaboración interdisciplinaria, la participación y el diseño participativo. El siguiente artículo explora esta promesa de accesibilidad, creatividad y asequibilidad que se ha convertido en una parte integral del debate en torno a la arquitectura modular.
Si bien el trabajo híbrido y los horarios flexibles representan las formas más comunes de mejorar el equilibrio entre la vida personal y laboral para muchos, debido a las interacciones sociales perdidas y la falta de lugar o funcionalidad en espacios de trabajo improductivos en casa, la mayoría de los jóvenes de 16 a 24 años constituye el único grupo de edad que prefiere trabajar desde la oficina.