Es casi imposible hablar de Madrid, capital española que, además de su evidente atractivo turístico y su liderazgo como la ciudad más visitada del país —seguida por Barcelona—, es inseparable de su larga historia y de su evolución hasta la actualidad. En 2024, Madrid recibió más de 11,2 millones de visitantes, lo que constituye aproximadamente el 11,9% del total de turistas que llegaron a España ese año. Gran parte de la identidad de la ciudad, la singularidad de cada uno de sus barrios y las nuevas zonas desarrolladas a lo largo de los años están profundamente vinculadas a un crecimiento que, aunque planificado y modernizado en muchos aspectos, ha sabido preservar el carácter diverso que define su esencia urbana.
Cuando India obtuvo su independencia en 1947, la nación enfrentó una decisión que determinaría el curso de su futuro arquitectónico: ladrillo o concreto. Una elección aparentemente mundana de material estaba arraigada en una división filosófica más profunda entre dos posibles resultados para el entorno construido de la India postcolonial. Figuras pioneras en la lucha de India por la independencia sostenían puntos de vista opuestos: Mahatma Gandhi abogaba por la artesanía tradicional, mientras que Jawaharlal Nehru abrazaba el Movimiento Moderno. La arquitectura que uno ve en el subcontinente hoy en día es un mosaico de ambas, planteando la pregunta: ¿fue el movimiento moderno en India una imposición extranjera o una importación celebrada?