Fachada do pavilhão de Yolana Lemos. Image Cortesia de Cabana de Arte
Aún con poca cobertura por los medios internacionales, la producción arquitectónica contemporánea de Angola enfrenta, como la mayoría de sus vecinos africanos, realidades sociales y económicas que no contribuyen a su difusión. Cuando las dificultades habituales de la arquitectura se suman a otras, derivadas de un intenso proceso de neocolonialismo, es realmente difícil sacar buenas ideas del papel y construirlas realmente. Tensionando la relación entre lo concreto y lo digital, el grupo angoleño Banga utiliza el espacio virtual para dar vida a proyectos que combinan arquitectura, experiencias sensoriales y arte.
En ciudades densas, donde las construcciones suelen desarrollarse en lotes entre medianeras, la gran proximidad a otras edificaciones ya representa por si sola un gran desafío a la hora de diseñar espacios de calidad que incorporen recursos como luz natural o ventilación cruzada. Sin embargo, esta condición a veces no es la única limitante: la naturaleza múltiple y cambiante de la ciudad, en algunos casos, pueden dar lugar al surgimiento de lotes atípicos -originados a partir de propiedades que se subdividen y generan nuevas parcelas o casas ensambladas que conviven en un mismo terreno-. En general, las dimensiones reducidas y las proporciones no convencionales suelen generar interrogantes en torno a cómo distribuir el programa eficientemente para aprovechar al máximo el espacio disponible
La arquitectura de emergencia en Latinoamérica es un concepto que se le atribuye a aquellos espacios que funcionan como un refugio temporal frente a circunstancias adversas, tales como terremotos, inundaciones, procesos migratorios, etc. Distintos países como México, Chile, Colombia, Ecuador, Uruguay y Panamá han sufrido acontecimientos que requirieron la redefinición de las viviendas de emergencia según las necesidades específicas de cada país.
En la década de 1920 se terminaba el barrio de viviendas para empleados industriales Cité Frugès en Pessac, Francia. Uno de los actuales 17 sitios de Le Corbusier catalogado como patrimonio de la UNESCO.
La arquitectura, como cualquier otra profesión, necesita herramientas específicas para suceder. Mientras el poeta usa la pluma y el carpintero usa la sierra, el arquitecto también usa algunos instrumentos para traducir sus diseños en muros, pisos y techos. La complejidad de la arquitectura, sin embargo, requiere más que una pluma y una sierra de mano, mucho más que una regla y un tablero de dibujo; se requiere actividad colectiva y múltiples etapas, hasta que se haga la arquitectura real, la concreta, y para esto, hay pasos que deben seguirse y, para cada uno, existen diferentes herramientas.
En arquitectura no hay nadie que no haya fallado. En otras palabras, no hay arquitecto que haya logrado, cada vez, transformar ideas en espacios concretos y construidos. De hecho, este tipo de "fracaso" es muy común en la profesión; el largo e intrincado proceso necesario para llevar una idea a lo concreto significa que la mayoría de nuestros proyectos quedan solo como proyecto. Por lo tanto, dedicamos mucho tiempo a las representaciones, o presentaciones, ya que no sabemos cuando nuestro proyecto se presentará de nuevo.
Las inundaciones son un problema importante para los edificios en todo el mundo, afectando incluso a obras magistrales como la Casa Farnsworth, que ha enfrentado problemas con el agua más de una vez. En particular, un tercio de todo el territorio continental de los Estados Unidos está en riesgo de inundarse esta primavera, especialmente las llanuras del norte, el medio oeste superior y el sur profundo. En abril pasado, inundaciones mortales diezmaron partes de Mozambique, Malawi, Zimbabwe e Irán, resultando en una estimación baja de 1.000 muertes, mientras que decenas de miles de personas fueron desplazadas. Si bien la arquitectura no puede resolver o proteger totalmente a los seres humanos de las inundaciones más severas, es posible, y necesario, tomar una serie de medidas de protección que podrían mitigar el daño y, en consecuencia, salvar vidas.
Con sus farallones y acantilados, las costas rocosas de Perú componen un peculiar paisaje de superficies que se transforman intermitentemente ante la erosión de los mares y los vientos. En estos terrenos heterogéneos y de gran pendiente, realizar una arquitectura integrada al contexto no es una tarea fácil. Desde volúmenes que se incrustan en las laderas hasta casas que incorporan las formaciones minerales en sus espacios interiores, los proyectos que abordan este desafío nos permiten reflexionar acerca de cómo es posible establecer una relación con el entorno natural, diluyendo o tensionando los límites entre arquitectura y paisaje.
El ambiente que habitamos nos influye directamente. Cuando pensamos en los niños y niñas, este entorno debe ser especialmente seguro, accesible y, al mismo tiempo, estimulante, para que puedan moverse y desarrollarse libremente sin poner en peligro su integridad física. Ya hablamos en otra oportunidad sobre cómo crear juegos infantiles en espacios interiores, y hoy, decidimos reunir una serie de ejemplos que utilizan la calidez y versatilidad de la madera para crear interiores interactivos, creativos y divertidos para la infancia.
El vuelo de un pájaro, una lluvia de verano, la modificación del nivel del mar, los relámpagos en una tormenta o una sequía prolongada son algunos fenómenos naturales que, si bien ocurren con frecuencia, pasan relativamente desapercibidos. Sin embargo, algunos otros son capaces de llaman significativamente nuestra atención, como puede ser la erupción de un volcán, un terremoto, la aparición de un nuevo virus o una gran inundación. Aun así, si los mismos se producen en una región deshabitada y no causan daños materiales considerables, siguen siendo sólo fenómenos naturales. En cambio, si se producen en lugares del planeta donde habitan muchas personas y como consecuencia producen muertes, lesiones, interrupciones en las actividades productivas, grandes pérdidas financieras y la necesidad de desplazamiento de la población, entonces se consideran desastres naturales.
https://www.archdaily.cl/cl/939920/el-impasse-de-la-arquitectura-disenada-para-personas-afectadas-por-desastresJoão Carlos Souza
Al enfrentar emergencias como desastres naturales, conflictos bélicos o pandemias, la arquitectura debe ofrecer soluciones inmediatas y efectivas. En estas desafortunadas circunstancias, la prioridad suele estar en resolver los problemas habitacionales, sin embargo, una vez controlada la emergencia, el foco se mueve lentamente hacia los lugares de encuentro como centros comunitarios, juntas de vecinos y espacios públicos.
Para crear nuevos lugares de encuentro en situaciones de emergencia, los andamios son una buena alternativa si pensamos en la velocidad de construcción y en un presupuesto ajustado. Si bien suelen ocuparse como estructuras provisionales, también permiten componer rápidamente un espacio jugando con las horizontales, verticales y diagonales, y combinándolo con otros materiales como textiles, madera, policarbonato y metal.
Ya sea por sus tonos naturales, por su textura e incluso por la calidez que proporciona, los pisos de madera son ampliamente utilizados y valorados por las personas alrededor del mundo. Sin embargo, trabajar con materiales naturales como las tablas de madera requiere de una gran inversión, mantenimiento periódico y una mano de obra especializada para llevar a cabo la instalación. No es casualidad que existan varios productos que buscan aportar la estética y la comodidad de la madera pero evitando sus contraindicaciones, como el comportamiento frente a la humedad, el ataque de insectos, la necesidad de pulido y vitrificado, o el posible cambio de sus tonos con el sol.
Siendo una de las alternativas más versátiles y prácticas frente a la madera natural, los pisos vinílicos han sido utilizados durante décadas. Sin embargo, con el objetivo de reducir el impacto ambiental de su fabricación, el plástico ha evolucionado para dar paso a los pisos orgánicos, los cuales pueden ser instalados de forma simple y rápida, entregando una alta resistencia al agua y al tráfico en interiores, y una gran facilidad de limpieza y mantención.
Después del estado de emergencia todo no volverá a ser igual. En ese momento se ocuparán habitualmente los espacios públicos y privados de una manera que evite la posibilidad de contagio de un virus todavía activo. Sin embargo, así como esta situación nos ha llevado a reconocer el deficiente sistema de salud que tenemos, también nos ha vuelto visible que en muchos casos resulta inadecuado ese espacio que habitamos.
Según los registros escritos que nos han permitido estudiar la historia de la humanidad, la "prehistoria" puede definirse como el período de tiempo abarcado entre el 35.000 a.C. y el 3.000 a.C. en el caso del Oriente Medio –en el caso de Europa occidental, se extiende hasta el o hasta el 2.000 a.C.-. Según lo que se pudo observar y registrar, los antiguos constructores ya tenían un profundo conocimiento de las condiciones ambientales y de las necesidades físicas del ser humano. Inicialmente organizados en grupos o tribus, los humanos utilizaron estructuras construidas con piel y huesos de animales para protegerse del clima y las amenazas del mundo exterior. Miles de años más tarde, las primitivas cabañas evolucionaron hasta convertirse en complejas estructuras construidas en ladrillo o barro, asumiendo formas geométricas más definidas con aberturas intencionalmente generadas para permitir la ventilación e iluminación natural de los espacios interiores.
Durante los próximos meses, publicaremos en ArchDaily artículos cortos enfocados en la historia de la arquitectura que pondrán en evidencia los procesos de evolución que ha sufrido el hábitat desde los tiempos primitivos hasta la actualidad. Durante esta primera semana, dedicaremos parte de nuestro tiempo a reflexionar sobre las estructuras de las primeras civilizaciones conocidas por la humanidad: las aldeas del Neolítico, la Mesopotamia y el Antiguo Egipto.
La pandemia de COVID-19 ha transformado la forma en que viajamos y nos reunimos. A medida que las calles y los edificios se vaciaron y las personas practicaron el distanciamiento social, también los aeropuertos experimentaron un tremendo descenso en los pasajeros y vuelos. A medida que la industria de la aviación formó la globalización, también ha contribuido a la rapidez con que se propagó la enfermedad. En una nueva serie aérea, el fotógrafo Tom Hegen explora el impacto de la pandemia en la aviación desde las alturas.
La oficina Territorial Empathy, basada en Brooklyn, Nueva York con raíces colombianas presentó la propuesta para la UN-Habitat Global Public Space Programme donde replantean la temporalidad de la atención a la migración venezolana en Colombia usando el paño de suelo urbano y público más representativo del distrito capital de Bogotá.
El nuevo edificio Opus, diseñado por Zaha Hadid Architects, trae al horizonte de Dubai una intrincada interacción de sólidos y vacíos, fluidez y ortogonalidad. Recientes imágenes realizadas por el galardonado fotógrafoLaurian Ghinitoiu registran la silueta escultórica del proyecto, otro icono desarrollado por la oficina internacional.
Fácilmente reconocido por su estética característica, OSB (Oriented Strand Board) es un material en el que las virutas de madera se presionan en capas perpendiculares y se unen con resina aplicada a alta presión y temperatura. Como resultado, los paneles estandarizados tienen rigidez, resistencia y estabilidad, a menudo utilizados como revestimiento estructural para el esqueleto metálico de los edificios o como particiones, además de tener una buena capacidad de aislamiento acústico, ya que tiene uniformidad y no tiene espacios vacíos en el interior. También vale la pena señalar que el OSB permite que sea completamente reciclado, por lo que es ecológico.
La Parleta es un proyecto del colectivo de arquitectura y construcción ecuatoriano EseColectivo, que reúne "reflexiones, anécdotas y experiencias de muchísimo valor alrededor del oficio". Algunas de sus palabras y su cuarto episodio 'Arquitectura Post-apocalíptica', a continuación.
Pocas ciudades tienen una cultura de diseño como Austin, Texas. Clasificada como uno de los mejores lugares para vivir en los Estados Unidos, la ciudad se encuentra experimentando un auge de la construcción en los últimos años. Con una amplia variedad de estilos residenciales, los arquitectos continúan con un legado de diseño heredado del Movimiento Moderno; haciendo énfasis en la artesanía y los detalles, estas nuevas casas usan geometría y formas simples a medida que se abren a montañas, lagos y el tejido urbano peculiar.
Ya sea por la necesidad de adaptarse al terreno o cualquier otro factor que conduzca a la verticalización de un edificio, la presencia de diferentes niveles requiere soluciones que los conecten. Las escaleras cumplen la función de interconectar los diferentes pisos y desarrollar los flujos de un edificio a través de una amplia variedad de configuraciones, diseños y materiales. Cuando están hechas de madera, las diferentes especies también proporcionan una abundancia de colores y texturas que contribuyen a darle a este componente un aspecto único en cada proyecto.
En febrero de este año, di una breve charla a nuestros estudiantes de Yale sobre la economía y sus posibilidades de empleo, sugiriendo que si bien todos los indicadores se mantuvieron sólidos y los empleos abundantes, había pasado bastante tiempo desde nuestra última recesión. Después de haber visto a varias durante mi carrera, les sugerí que probablemente verían una recesión en algún momento de la suya, pero dudaron si alguna vez veríamos algo tan serio como la del 2008. Quién lo diría...
Es demasiado pronto para presentar argumentos matizados sobre el futuro, ya que enfrentamos lo que sin duda será una situación mucho más grave en la segunda mitad de 2020. Entonces, a continuación hay diez primeros pensamientos sobre cómo nuestra profesión puede verse afectada, y potencialmente transformada, como resultado. Elije dos o tres como indicaciones para considerar el futuro una vez que haya pasado la crisis.
Operar en entornos urbanos genera que, en la mayoría de los casos, debamos tomar decisiones respecto a las preexistencias materiales. El incremento en la densidad de las ciudades ha afectado directamente en el porcentaje de espacio que se encuentra libre para desarrollar construcciones nuevas e independientes, dando lugar a debates entorno a qué posición debemos tomar frente al patrimonio construido que ha quedado obsoleto -por su detrimento o por no poder responder a las necesidades funcionales de la población contemporánea-. En situaciones donde las construcciones se encuentran demasiado deterioradas o los nuevos proyectos distan mucho de las posibilidades espaciales que un edificio antiguo puede brindar, conservar únicamente la fachada -a modo de envolvente exterior, casi como un elemento epidérmico- puede presentarse como una solución parcial que permite preservar, en parte, el carácter urbano de una obra si esta posee algún valor público o cultural. La controversia surge, por supuesto, de la falta de relación o vínculo entre el interior –transformado- y el exterior –conservado-.
Los ambientes ruidosos generan efectos extremadamente negativos a nuestro cuerpo y son perjudiciales para la concentración, el aprendizaje y la productividad en aulas y oficinas. Los dolores de cabeza son síntomas momentáneos. Sin embargo, permanecer en espacios con altos niveles de ruido puede traer problemas como la pérdida de audición, afectar la presión arterial e incluso dañar nuestra digestión. También puede desencadenar altos niveles de estrés, trastornos del sueño, cambios de humor, aumento de la frecuencia cardíaca y zumbidos en el oído. El ruido es un enemigo invisible y forma parte de la vida cotidiana en las grandes ciudades, a través del tráfico intenso, las construcciones o la utilización de equipos ruidosos, como generadores y sistemas de aires acondicionado. Aunque en espacios interiores la historia se repite, es posible tomar medidas efectivas para evitar el ruido innecesario.
Escuela de refugiados Jarahieh. Imagen cortesía de CatalyticAction
Durante los últimos meses, la comunidad de arquitectura ha estado tratando de aportar a la lucha contra la pandemia. La propagación global de esta crisis podría haber desencadenado un esfuerzo coordinado y, por lo tanto, más visible, pero esta no es la primera vez en que los profesionales se movilizan en tiempos de crisis. A lo largo de los años, los desastres naturales y las emergencias han provocado que los arquitectos se involucren en iniciativas de ayuda, así como en una amplia gama de acciones humanitarias. En este artículo, echamos un vistazo a diferentes ocasiones en los que diversos arquitectos y sus iniciativas han contribuido significativamente, ayudando a las comunidades afectadas a superar las dificultades.