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Arquitectos: la obra
- Área: 100 m²
- Año: 2025
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Fotografías:Elena Almagro
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La antigua Villa Terraza, bautizada así por su primera habitante con un pequeño rótulo en la en-trada, ya contenía la esencia del proyecto: una casa definida por la luz y el deseo de convertir un piso en un refugio luminoso. Esa intuición original guió el proyecto desde el inicio. La vivienda se abre a todas las orientaciones, dejando que el sol organice los ritmos de la vida cotidiana.
Llevar un proyecto de esta sensibilidad a una provincia es una celebración: la arquitectura cuidadosa también puede nacer y florecer en entornos donde el tiempo se expande. Aquí, la casa se convierte en escenario para rituales pausados y una forma de hedonismo sencillo que respira calma —leer, bañarse al sol, caminar descalza— se convierta en un ejercicio de placer tranquilo como nos pidió la propietaria. Imaginamos entonces una casa casi monástica en su pureza material, donde cada pieza surgiera de la arquitectura misma. Esa visión se traduce en una isla de acero modelada en una sola pieza, armarios que nacen del muro, lavabos de terrazo y piezas cerámicas artesanales y un suelo continuo de microcemento. Materiales manuales y locales que elevan lo humilde y dignifican lo existente.
Estantes, repisas, cabeceros y una bañera esculpida como pequeña topografía doméstica siguen una misma lógica modular. Las piezas cerámicas —tradicionales y contemporáneas— comparten dimensiones y permiten revestir, escalonar y dar continuidad a paredes y suelos. Aquí el mobiliario no se añade: se integra y construye el espacio.
La planta original, con recorridos atípicos y baños en las esquinas, se convirtió en un lienzo perfecto para un espacio que fluye sin rigidez. Una gran puerta pivotante de acero y vidrio actúa como tabique móvil, adaptando la vivienda a cada vida posible. La conexión con la terraza am-plifica la sensación de expansión y retiro. Villa T no pretende deslumbrar: acompaña. Emociona desde la quietud y demuestra que el verdadero lujo es hacer más —y vivir mejor— con lo que ya existe.
