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Arquitectos: Claudia Haguiara Arquitetura, HGMA
- Área: 100 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Christian Maldonado
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Proveedores: ,ovo, Carbono Design, Casapronta Quartos, Construflama, Cremme, Dimlux Iluminação, Estudio Bola, Keramica, Lumini, MyPontoCom, Pedras Interlagos, Tecline Esquadrias, Tuboar, Vent Decor

Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto del Chalé E.14 nació del desafío de transformar una construcción simple y funcional, datada de las décadas de 1960-70, en una residencia contemporánea de uso estacional, capaz de acoger tanto el descanso como el trabajo remoto. Ubicado en un club de campo histórico a orillas de la Represa de Guarapiranga, en São Paulo, el chalé está inserto en un área de 200 mil m² de mata atlántica preservada.

Originalmente parte de un conjunto de chalés de lenguaje racionalista —con techo de amianto, hoy sustituido por fibrocemento, y fachadas de ladrillo cerámico aparente—, el inmueble presentaba planta compartimentada, escasa iluminación natural y espacios poco conectados con el entorno natural. Estos elementos, protegidos por normas de preservación del club, guiaron el punto de partida del proyecto: respetar la identidad arquitectónica original, al mismo tiempo que se promovía una transformación interna radical.

La cliente, una brasileña residente en Vancouver, buscaba un espacio de conexión con la naturaleza que funcionara como su segunda casa. La respuesta proyectual fue una reforma completa, que reconfiguró los 100 m² de área construida para crear una vivencia integrada, fluida y luminosa.

La nueva propuesta elimina circulaciones y distribuciones de ambientes compartimentadas y diseña una gran área social que articula estar, comedor y cocina en un único volumen, conectado a la terraza con vista a la represa entre las copas de los árboles. Esta área central organiza el resto del programa: una suite, dos habitaciones, baño, lavabo y área de servicio compacta. Casi todas las puertas de estos ambientes se abren directamente hacia el área de convivencia, formando parte de un panel de listones de madera certificada, que actúa como elemento unificador y funcional.


La materialidad fue pensada para evocar el espíritu de una verdadera casa de campo. El piso de basalto irregular recorre todos los ambientes, dialogando con la rusticidad de las piedras naturales aplicadas en algunas paredes. La madera aparece no solo como elemento de acogimiento visual, sino también como estrategia de organización y ritmo arquitectónico.

El uso del color puntúa el proyecto y está presente en los revestimientos cerámicos de los baños, en la carpintería de la cocina, en los tapizados y en un panel de azulejos pintados a mano por las artistas Adriana y Carlota, que retratan la flora nativa de la región, reforzando el vínculo con el paisaje.

El toque final viene de la relación afectiva de la residente con el hipismo —deporte que practica desde la juventud. Fotografías de su caballo, que vive en Canadá, puntúan las paredes blancas del chalé, creando una narrativa visual que conecta las dos geografías que marcan su vida.

















