

Descripción enviada por el equipo del proyecto. MeCa es un experimento del habitar que gira sobre el eje de la nutrición. Así son, viven y respiran sus propietarios. El ciclo de la comida es central en la génesis del proyecto, y espacialmente así sucede. Ubicada en el centro, el corazón de la casa, se encuentra una gran cocina que se materializa como una mesada cardinal, sobre y alrededor de la cual suceden las actividades vitales. Es un punto de encuentro, un lugar en donde se cocina, se nutre y se comparte. Y a pesar de estar en la medula de la casa, está rodeada de luz, vegetación y comida. Al sur, un estanque de agua refresca en verano y la vincula con un sector de aromáticas. Al este, se desprende una huerta rica y variada, al alcance de la mano.

Al norte, se consagra el eje integrado del living y el jardín. Resulta interesante que, el corazón del hogar, si bien se encuentra en el centro geográfico, da la sensación de estar en el afuera. No hay límites entre interior y exterior, los grandes ventanales de piso a techo desaparecen tras muros de hormigón que soportan el volumen superior de los cuartos, como otra dimensión, privada, que sucede en la copa de los fresnos. El espacio exterior se encuentra colmado de especies cuidadosamente seleccionadas para complementar el ambiente, situación que se repite también en el techo de la casa, a modo de culminación. Una de las premisas para el jardín fue la de preservar los fresnos existentes quienes, según la mitología, son un nexo que permite fluir la energía con la tierra misma. Los fresnos tienen la capacidad de sobrevivir a lo largo de las décadas, lo que los vuelve un símbolo de lucha por la vida.

En esta planta baja, las visuales son largas, y la conexión con el afuera es constante más allá de estar en la ciudad en una zona residencial. Los planos a donde se miran y se conectan está sutilmente pensados, y donde es necesario, se protege con llenos o con filtros que dejan pasar el aire y a luz, sin afectar las visuales. El resultado es de una casa muy cerrada y muy abierta en simultáneo. Pensada desde el diseño bio ambiental, en donde el 100% de sus espacios están ventilados e iluminados naturalmente, con aleros que protegen del verano, pero permiten el sol de invierno, se cierra al sur, se abre al norte. El flujo de la ventilación y la luz son centrales en MeCa, y es allí donde la materialidad toma también un rol central.



La casa está compuesta de una paleta de materiales nobles: un basamento de hormigón expuesto en PB y un volumen de madera carbonizada con la técnica japonesa Shou Sugi Ban. Su elección y disposición no es casual, sino que se buscó, por ejemplo, que el hormigón estructural permitiese la amplitud espacial tan ansiada desde el corazón de la casa. Mientras que la madera quemada, proporciona no solo aislación ignifuga, hidrófuga y aleja insectos, sino que es el perfecto marco natural para envolver las visuales que hacen que el interior y el exterior de la casa sean uno.

Dichos elementos proporcionan, en conjunto con el exterior, una luz potente pero serena en la planta inferior. La yuxtaposición entre lo oscuro del cielorraso y la iluminación natural del ambiente, genera una calma diáfana que se traduce en la experiencia del usuario, liberando tensiones y creando una sensación de bienestar general. En el interior privado de la planta alta, ya entre la copa de los árboles, se respira madera con tabiques revestidos en kiri que aportan más luz y calidez entre las habitaciones y contribuyen al estado de descanso.

El remate de la casa se encuentra como un oasis urbano, un rooftop lleno de vegetación y que ese encuentra con la copa de los fresnos que emergen desde el jardín, la sensación es única. Naturaleza pura, vistas 360º infinitas, conexión con el horizonte pero más fuerte con el cielo, de día y de noche, una exquisitez que se permitió la propia casa.

MeCa es también una casa interactiva, no por estar plagada de pantallas y tecnología de punta, sino por lo que sucede en su exterior. Un mundo rico en biodiversidad en donde siempre hay algo sucediendo. Orugas transformándose en mariposas, ellas volando entre las flores, junto a insectos y abejas nutriéndose entre plantas. La huerta con sus cultivos de estación, el ciclo del agua que se mueve y recircula, de lluvia a riego, de pileta a estanque actuando como un bio filtro natural y viceversa, sin químicos, solo ciclos naturales que se retroalimentan.

Con un espíritu moderno incorpora conceptos de le Corbu, Kahn y otros maestros, permitiendo a la casa ser funcional y estética, pero con la potencialidad y contemporaneidad de experimentar desde lo constructivo y reinterpretar el habitar desde la alimentación y la conciencia de todo su ciclo. En este juego de tradición, deconstrucción y metamorfosis es donde radica la verdadera riqueza de MeCa.























