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Arquitectos: Studio UF+O
- Área: 650 m²
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Fotografías:Vivek Eadara
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En las calles comerciales de las ciudades indias, es habitual que los escaparates compitan por llamar la atención con brillantes lámparas, vallas publicitarias y fachadas ornamentadas. Fluted Volume, la sede de 650 m² de una marca de joyería en Vijayawada, adopta una postura radicalmente diferente. Diseñado por Vineet Vora y Prachi Parekh, del estudio Urban Form + Objects, el edificio se impone como un monolito en tono terracota, a la vez escultural, discreto y silenciosamente autoritario en medio del paisaje urbano. Su forma surge de una paradoja que yace en el corazón del encargo: cómo crear un edificio que sea visible al público, atraiga visitantes y, al mismo tiempo, exprese la identidad de la marca.
La respuesta de Studio UF+O fue una fachada que no es ni opaca ni transparente, sino algo intermedio. Desarrollada a través de un riguroso prototipado, la forma externa completa, que atrae muy precisamente la luz natural a través de sus ventanales, está revestida con flautas de hormigón cerámico acanalado moldeadas a medida, con acabado mate en terracota. Estos módulos no ortogonales se repiten en sucesión rítmica, otorgando al edificio una presencia escultórica que rechaza el brillo comercial esperado de una tienda de joyería. "Era importante crear una arquitectura que hablara de permanencia e identidad", dice Vineet. "No una capa brillante, sino algo que se sienta como si perteneciera a la ciudad". El juego de luz y sombra a través de las flautas le da a la superficie una calidad dinámica, permitiendo que el edificio cambie de carácter a lo largo del día, mientras que las aberturas están cuidadosamente orientadas hacia el norte y el este para atraer luz sin exponer los interiores al deslumbramiento o al calor. Las superficies acristaladas están protegidas por una piel exterior de malla de aluminio acanalada expandida, que aporta un nivel de impermeabilidad visual y controla la incidencia solar.
En el interior, el programa se organiza de manera que las funciones de mayor flujo, como las áreas de exposición, circulación y cajas, ocupan la planta baja, mientras que las funciones más exclusivas, compuestas por salones VIP y áreas de trabajo, se ubican en los pisos superiores, en una paleta monocromática de tonos beige. La terraza alberga, de forma discreta, un horno seguro para fundir oro. La planta responde tanto a rituales y flujos como a la funcionalidad. Las cajas fuertes y las operaciones de alta seguridad se encuentran en la parte trasera, mientras que las áreas de acceso público ocupan la parte delantera. El movimiento a través del edificio se siente coreografiado, con transiciones calibradas para equilibrar visibilidad, intimidad y control al mismo tiempo.
La luz natural se convierte en la verdadera protagonista del interior. Un espacio vacío de doble altura, alineado con los principios del Vaastu, conduce la luz del día profundamente hacia el centro de la planta a través de una claraboya, abriendo visualmente el espacio interior. Una escalera en el lado sur del edificio, soportada por ladrillos de vidrio cerámico, refracta y dispersa la luz, produciendo una sensación de ligereza contra la gravedad del exterior monolítico. "Queríamos permitir un pequeño momento de sorpresa", señala Prachi. "Un momento en el que la arquitectura se siente inesperadamente delicada". Este instante de luminosidad transforma lo que podría ser un interior pesado y protegido en un ambiente radiante y acogedor.
El vocabulario de las flautas del exterior se prolonga hacia el interior, apareciendo en tabiques, suelos y paneles traseros de los escaparates, uniendo la identidad arquitectónica de la marca con su colección de joyas. La continuidad entre el interior y el exterior desafía la idea de la arquitectura como simple contenedor, proponiendo en su lugar un lenguaje espacial cohesionado, en el que el edificio y la marca se funden en una sola lectura.
Sin embargo, Fluted Volume no es solo un proyecto, es un acto de perseverancia. Con calles en tres lados, el terreno permaneció a la vista del público durante la construcción, atrayendo comentarios de curiosos y conocidos que esperaban candelabros y superficies brillantes. La forma monolítica y tranquila invitó al escepticismo, incluso a la presión para conformarse a las expectativas locales. "Lo que hace que este proyecto sea único es que sobrevivió al ruido, las influencias y las tentaciones de diluir la visión", recuerda Prachi. "Al final", añade Vineet, "La ciudad que dudaba de él lo adoptó, llamándolo cariñosamente 'Fuerte Rojo'".
En ese sentido, el logro del proyecto no solo radica en reconciliar las demandas en competencia de seguridad, visibilidad y función. Su triunfo más profundo radica en cómo se mantiene firme: un hito escultórico que se niega al espectáculo pero afirma su presencia, ofreciendo un nuevo lenguaje arquitectónico para el retail de joyería en India.
