
-
Arquitectos: Nicolas Vicente
- Área: 650 m²
- Año: 2024
-
Fotografías:Nicolas Saieh
-
Proveedores: Porcelanosa Grupo, Bontempo, European Windows, MK

Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Casa Primavera está ubicada en la zona rural de Calera de Tango, en la Región Metropolitana de Chile. Situado en un terreno plano de 20,000 m², el proyecto consiste en una residencia familiar de un solo nivel con una superficie construida de 650 m².


Construida totalmente en hormigón armado expuesto, la casa cuenta con paredes exteriores que parecen flotar sobre la vegetación circundante o sobre la piscina reflectante que acompaña la entrada. Estos elementos son tanto expresivos como funcionales—sirviendo para proteger el hogar de los vientos predominantes y crear pantallas visuales entre los espacios interiores. La textura del hormigón encofrado añade profundidad a la geometría mientras refuerza una estética de honestidad material y simplicidad duradera.


La casa está organizada a lo largo de un eje longitudinal que estructura el programa y genera una secuencia de patios cerrados. Estos espacios intersticiales introducen luz natural, permiten la ventilación cruzada y establecen conexiones visuales constantes con el jardín, enriqueciendo la experiencia espacial a medida que uno se mueve por la casa.


Con una paleta restringida de acabados y un suelo continuo en todo el interior, la arquitectura fomenta una conexión fuerte con su entorno. Grandes paneles de vidrio deslizantes, patios interiores y terrazas enfatizan la fluidez espacial, difuminando los límites entre el interior y el exterior. La fragmentación del volumen—junto con la integración de vegetación entre los elementos construidos—hace que la casa sea permeable y esté delicadamente integrada en el paisaje, ocupando el terreno con sutileza y profundidad.

La Casa Primavera es adaptable, sensible al contexto y capaz de generar experiencias espaciales continuas e inmersivas. El concepto abraza la fluidez como un principio de diseño fundamental, donde los límites entre la arquitectura y la naturaleza, entre la función y la emoción, se disuelven para crear un espacio libre, honesto y armonioso. Más que un objeto construido, la casa se concibe como un marco para habitar el paisaje—una invitación a la contemplación y a una vida consciente.














