

Descripción enviada por el equipo del proyecto. En respuesta a la falta de infraestructura educativa en Ancón, el equipo de Cotacero, en colaboración con voluntarios y la comunidad local, lideró el diseño y la construcción del Nido Linaje de David II, un proyecto de 500 m² que beneficiará a más de 450 niños. La principal inspiración y fundamento conceptual fue la urgente necesidad de proporcionar un entorno digno y estimulante para el aprendizaje en la primera infancia en un distrito con recursos muy limitados. Enraizado en la idea de la arquitectura como una herramienta para la transformación social, el proyecto integra la sostenibilidad, la flexibilidad y la participación comunitaria como sus motores clave.



El diseño fue concebido a escala infantil, con aulas luminosas, naturalmente ventiladas y áreas abiertas que fomentan el juego como un componente central de la pedagogía. Su estrategia modular —una base de 7 × 7 metros repetida tres veces y articulada con patios intermedios— fue desarrollada para crear una solución replicable, eficiente y flexible que pudiera construirse rápidamente mientras se mantenía un fuerte diálogo con el entorno circundante.



Los principales contratiempos estaban relacionados con el tiempo, el presupuesto y la logística. El proyecto necesitaba completarse en solo cinco semanas, más dos semanas adicionales para acabados, un desafío complicado por la escasez de recursos y la coordinación de voluntarios. Otra dificultad fue gestionar la colaboración entre arquitectos, miembros de la comunidad y donantes, con decisiones a menudo adaptadas en tiempo real. Los retrasos en la financiación o en las entregas de materiales tuvieron efectos directos en el cronograma. Estos desafíos se superaron gracias a la dedicación de todos los participantes y al sentido de pertenencia fomentado dentro de la comunidad, que jugó un papel activo tanto en la construcción como en la fabricación de muebles.


El sistema de construcción combinó recursos duraderos, disponibles localmente y rentables. Se utilizó mampostería de bloque rey para las paredes, complementada con concreto, contrachapado, madera, policarbonato translúcido y caña (carrizo), materiales que aseguraron estabilidad mientras mejoraban el confort térmico, la iluminación natural y la identidad cultural. Estas elecciones reflejaron un equilibrio entre la practicidad y la sostenibilidad: resilientes, familiares y fáciles de mantener. Los muebles y los elementos interiores siguieron la misma lógica modular y fueron construidos colaborativamente con voluntarios, permitiendo espacios adaptables adecuados a diferentes actividades de aprendizaje.



Espacialmente, el proyecto se organiza en tres módulos conectados por patios que proporcionan luz, ventilación y áreas para la interacción. Los cerramientos laterales pueden abrirse para transformar estos módulos en una "calle interna" continua, un espacio flexible que promueve la integración y la circulación. Esta configuración difumina la frontera entre el interior y el exterior, permitiendo que los niños experimenten el aprendizaje como una extensión del juego. La ladera detrás del sitio proporciona un sentido de protección, mientras que la vista al océano abre el horizonte, anclando la experiencia educativa en su paisaje natural.



En última instancia, el proyecto fue posible gracias a una mezcla de conocimiento académico, práctica profesional, apoyo internacional de Interconnected Ventures – Inspirado por Kylian Mbappé, y, sobre todo, la participación de la comunidad. Más que infraestructura, el Nido Linaje de David II representa un modelo de cómo la arquitectura puede abordar directamente las necesidades sociales con eficiencia, creatividad y empatía, ofreciendo tanto oportunidades como un sentido de pertenencia a los niños de Ancón.
























