Podría decirse que uno de los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de diseñar una piscina es la elección del color de su revestimiento. La luz, las sombras, la profundidad, el entorno y los elementos que la rodean son variables que afectan en forma directa sobre la tonalidad final del agua. Los efectos de la iluminación artificial y/o natural también son determinantes de su estética final por lo que si se ubica en un espacio al aire libre reflejando el cielo producirá un efecto diferente a si se coloca en un espacio interior donde el techo influirá en su color.
Concebidos con el fin de sacar provecho al máximo de los espacios, el mobiliario empotrado ha ido cobrando cada vez más popularidad resultando una manera práctica de resolver las necesidades de sus habitantes. La capacidad de adaptación al espacio arquitectónico les permite a través de diversas configuraciones o materialidades satisfacer múltiples usos y funciones e integrarse en la arquitectura. Pero es interesante plantearnos la siguiente pregunta ¿es este tipo de mobiliario el que se adapta a los espacios residuales de nuestras viviendas o más bien puede convertirse en el protagonista y generador de los espacios que proyectamos?
Al ubicarse en la parte occidental y central de América del Sur, Perú posee una enorme multiplicidad de condiciones geográficas que determinan una variedad de paisajes y recursos en su territorio. En sus tres grandes regiones -costa, sierra y selva-, las diferencias entre las temperaturas medias de invierno y verano no son considerables y, exceptuando los sectores de alta montaña, los climas se definen como tropicales o subtropicales. Al no tener extremos de frío o calor sofocante, las actividades al exterior –y los espacios para desarrollarlas- adquieren una gran relevancia en el diseño de viviendas y edificios. Las pérgolas y semicubiertos, a modo de umbrales de transición entre los espacios interiores y el paisaje, ofrecen la posibilidad de aumentar la superficie de sombra de los proyectos, posibilitando el disfrute de los exteriores sin perder la protección que puede ofrecer la arquitectura.
El surf es un deporte y una forma de vida. Como el arte de he'e nalu, refleja el diseño como un juego entre la experiencia espacial y el entorno. Hoy en día, la arquitectura comercial y cultural del surf se ha vuelto cada vez más común, diseños que rompen con las icónicas casas junto al mar y los refugios frente al mar para crear nuevas conexiones entre el público, los surfistas y el océano.
Con sus farallones y acantilados, las costas rocosas de Perú componen un peculiar paisaje de superficies que se transforman intermitentemente ante la erosión de los mares y los vientos. En estos terrenos heterogéneos y de gran pendiente, realizar una arquitectura integrada al contexto no es una tarea fácil. Desde volúmenes que se incrustan en las laderas hasta casas que incorporan las formaciones minerales en sus espacios interiores, los proyectos que abordan este desafío nos permiten reflexionar acerca de cómo es posible establecer una relación con el entorno natural, diluyendo o tensionando los límites entre arquitectura y paisaje.
Perú, con sus múltiples condiciones geográficas y su gran variedad de recursos naturales, posee una arquitectura particularmente comprometida con su paisaje. En las tres grandes regiones que conforman el país -costa, sierra y selva-, las diferencias entre las temperaturas medias de invierno y verano no son considerables y, exceptuando los sectores de alta montaña, los climas se definen como tropicales o subtropicales. Esta particular condición genera que la temperatura oscile entre los 15 °C y 27 °C, siendo atípicas las situaciones extremas de frío o calor sofocante. Por este motivo, la relación de la arquitectura con los espacios exteriores ha adquirido una relevancia particular.
Casi el 80% del territorio sudamericano es considerado "tierra tropical". En Perú, cerca de dos tercios de la superficie se encuentra cubierta por bosques pertenecientes a la selva amazónica –un porcentaje mayor al de cualquier otro país-. Estas cualidades paisajísticas dan lugar a condiciones de vida únicas y determinan, a la vez, las prioridades de la arquitectura contemporánea del país. Hoy en día, las nuevas casas construidas en Perú expresan un diálogo constante con la naturaleza, creando espacios para la vida cotidiana que integran la arquitectura al paisaje.