Si bien hoy las empresas piensan en el retorno a las oficinas y la nueva cultura de trabajo post-pandémica tras experimentar el home office a escala global, es importante reflexionar sobre los pros y los contras de cada modelo. Por un lado, los lugares de trabajo pueden proporcionar un ambiente más estructurado y colaborativo como también pueden ayudar a mejorar la comunicación y la cultura de la empresa. Por otro lado, el trabajo a distancia permite una mayor flexibilidad y en muchos casos una mayor eficiencia debido a un entorno con menos distracciones.
De una forma u otra, la distribución funcional cumple un rol fundamental en el diseño contemporáneo de oficinas y lugares para el trabajo. En este sentido, el estudio de la planta de arquitectura es una interesante forma de aproximación; no solo permite abordar una adecuada logística y circulación, sino encontrar variaciones e innovaciones eficientes que posibilitan mejores espacios adaptados a las necesidades actuales.
El ingreso de luz natural, la mejora de las condiciones de ventilación y la posibilidad de potenciar la conexión con la naturaleza sin que esto implique una pérdida de la privacidad, han generado que los patios internos se transformen en elementos adoptados e incorporados con frecuencia en muchos planteos arquitectónicos.
Los patios interiores se caracterizan por ser zonas descubiertas o semicubiertas, localizadas en el interior de los edificios y con sus perímetros delimitados por paredes, galerías u otros elementos. Estos espacios, exteriores pero contenidos, cumplen en muchos casos un rol crucial en la configuración y organización de la planta de los proyectos y, en algunos casos, representan el único punto de conexión de los usuarios con el exterior.
Las herramientas desarrolladas en torno al trabajo de la madera, junto con las nuevas técnicas de producción, seccionamiento y tratado del material han permitido, gradualmente, obtener productos muy variados y de alta calidad -con diversos tamaños, resistencias, tonalidades, formas y colores-. Estos avances han permitido que la madera, como recurso, sea capaz de satisfacer las más variadas necesidades en torno a la construcción, oficiando de estructura, cerramiento, revestimiento o mobiliario en una gran cantidad de proyectos de arquitectura.
A la hora de crear espacios arquitectónicos, numerosos arquitectos y arquitectas coinciden en que no solo es importante, sino también necesario, incorporar luz natural en los interiores, abordando diversas estrategias para regular su cantidad y definir cualidades como su matiz y direccionalidad. A pesar de esto, en proyectos residenciales, donde los requerimientos de privacidad suelen ser mayores que en, por ejemplo, edificios de usos compartidos –oficinas, restaurantes, locales-, a la hora de definir las características de los cerramientos muchos optan por operar con materiales que aseguren grados de protección visual más altos y diluyan el contacto con los exteriores públicos -ya sea mediante la incorporación de elementos opacos, o mediante envolventes y tamices-. Sin embargo, hay algunos materiales que permiten asegurar el ingreso de una gran cantidad de luz natural controlada durante el día, pero sin que ello implique una pérdida de privacidad.