
Después de los terremotos del 7 y el 19 de Septiembre en el sur y centro de México, un creciente movimiento de construcción natural – conocido como “bioconstrucción” o “bioarquitectura” – está aprovechando la oportunidad para reconstruir con una arquitectura que promueve la resiliencia a largo plazo, así como el bienestar humano, ambiental y social. Este artículo es parte de una serie sobre algunas de esas iniciativas.