José Ramón Hernández Correa

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¿Qué tan importante es la firma de un arquitecto/a connotado/a?

Desde el Blog de Fundación Arquia, el arquitecto José Ramón Hernandez, nos trae un artículo que reflexiona sobre aquellas obras que solo se aprecian por ser de quien son y que, de no llevar la firma de un autor ilustre habrían pasado totalmente desapercibidas o despreciadas.

Consumidores y consumistas

Ahora que se nos cae la política, que se nos cae la ideología, que se nos cae la cultura, la fe, la estructura… todo, la única certeza que nos queda es que vivimos en una sociedad de consumo y que el consumismo sigue siendo el rey de todo. No nos damos cuenta, pero nosotros, que ya no somos (o apenas somos) ciudadanos, lo que sí somos es consumidores, que al parecer vale mucho más.

Los consumidores mandamos, y lo hacemos con un poder absoluto. No tenemos que dar cuentas a nadie. Somos soberanos por nuestro capricho, porque sí, porque nos da la gana.

No tenemos que justificar nada, ni explicar nada, ni tener razón. Somos los amos y podemos comportarnos, si queremos, como niños caprichosos. Podemos ser políticamente incorrectos, injustos, lo que queramos. Puedo dejar de comprar un champú porque no me gusta la cancioncilla de fondo del anuncio, y puedo comprar un modelo de zapatilla porque me encanta esa chica que la anuncia. Sí; ya lo sé: Los publicistas saben todo eso y nos manipulan. Ya. Pero démosle la vuelta a la idea.

En los albores de la publicidad se anunciaban las propiedades del producto anunciado. ¡Pardillos! ¿Veis ahora que algún anuncio explique cómo es lo que anuncia?

La Villa Savoye en estuche de regalo

La Villa Savoye de Le Corbusier es una obra maestra, y por lo tanto es muchas cosas. Se ha hablado y escrito muchísimo sobre ella, y se seguirá hablando y escribiendo muchísimo más. Como todas las obras maestras, es inagotable; porque no solo es lo que es, sino lo que cada uno de nosotros queremos que sea.

Yo tengo poco que decir, y aun eso poco ya estará dicho más de una vez. Pero, de todas formas, voy a decirlo. Es apenas una observación marginal (como de costumbre) y tal vez un poco simplista (como de costumbre): Le Corbusier tiene un croquis muy famoso en el que simplifica cuatro formas de diseñar o de concebir un edificio. Es muy claro, como siempre.

La primera es diseñarlo como el edificio quiera ser; dejarlo crecer y manifestarse libremente, orgánicamente. Cada pieza y cada espacio se ubican según convenga y toman la forma que necesiten. El ejemplo que dibuja es su casa La Roche/Jeanneret en París.