Dado que los arquitectos de la modernidad buscaban la pureza de la forma, es lógico que la imagen de esta arquitectura se represente casi inevitablemente en blanco, según la imaginación colectiva. Liberada de decoraciones superfluas, la arquitectura moderna se asoció con el uso predominante de superficies blancas para resaltar la composición volumétrica. Combinada con el concepto de "verdad material", articulado por el crítico victoriano John Ruskin, la arquitectura de color blanco se entiende a menudo como directa, clara y sincera.
Después de la Segunda Guerra Mundial se produjo una gran escasez de viviendas dentro de Europa, y Milán no fue la excepción. Se redactaron varios planes y soluciones en respuesta a la crisis, estableciendo comunidades satélite entorno a la ciudad, capaces de albergar entre 50.000 y 130.000 residentes cada una. En 1946, un año después de la guerra, se comenzó la construcción de la primera comunidad: El proyecto Gallaratese.
A finales de 1967, cuando se permitió el desarrollo privado de Gallaratese 2, el proyecto fue asignado al prestigioso Studio Ayde liderado por Carlo Aymonino. Aldo Rossi fue invitado por el arquitecto dirigente para contribuir con su habilidad arquitectónica dentro del proyecto, lo que llevó a la realización de distintas visiones sobre una comunidad microcósmica ideal. Juntos, los dos arquitectos italianos emprendieron el viaje que da forma a un ícono históricamente significativo y revolucionario de vivienda para la ciudad de Milán. Capturado a través del lente de Kane Hulse, el edificio y su importancia son revisitados en esta serie de fotos.
El siglo XX fue testigo de un período de experimentación e innovación a un ritmo sin precedentes, una dirección que también marcó las expresiones arquitectónicas de la época. París, como uno de los principales centros europeos de expresión artística y cultural, también fue el epicentro para la formación de nuevos estilos arquitectónicos, desde la revolución de la arquitectura moderna de Le Corbusier hasta las expresiones del estilo High-Tech, como se ve en el diseño del Centro Pompidou de Renzo Piano y Richard Rogers. La transformación social encontró su expresión a través de instituciones públicas brutalistas o conjuntos residenciales, como los diseñados por Renée Gailhoustet y Jean Renaudie en Irvy-Sur-Seine, mientras que los movimientos políticos atrajeron a arquitectos de todo el océano, incluido Oscar Niemeyer, quien creó su primer edificio europeo en la capital francesa.
La obra del arquitecto franco-suizo Charles-Édouard Jeanneret, es, entre muchos otros adjetivos, abarcadora. Le Corbusier se aventuró en escalas desde el diseño de muebles hasta planes urbanos para ciudades enteras, pasando por la pintura, proyectos diversos y la escritura de libros. Algo que no se habla tanto, sin embargo, es la teoría de colores que él desarrolló y aplicó a varios de sus proyectos arquitectónicos y esfuerzos artísticos. Profundamente arraigada en su creencia de que el color juega un papel significativo para evocar emociones y crear ilusiones espaciales, la teoría de colores de Le Corbusier fue descrita en su libro "PolyChromie Architecturtale" (arquitectura policromía), publicado en 1931. Allí, él introdujo su concepto y una gama cuidadosamente curada de colores que pretendían ser usados en contextos arquitectónicos específicos.
Capilla de Notre Dame du Haut en Ronchamp. Imagen vía Maxpixel
Hace cien años, en 1923, se publicó en la revista "L'Esprit Nouveau" "Vers une Architecture" de Le Corbusier. La polémica colección de ensayos escritos por el maestro modernista sirvió como manifiesto para el desarrollo de la arquitectura moderna, influenciando a generaciones de arquitectos y provocando polémicas sobre los principios propuestos de diseño arquitectónico. El libro aboga por la belleza de los diseños industriales simplificados, como los de aviones, automóviles o barcos; propone una forma completamente diferente de construir ciudades, favoreciendo torres altas y delgadas rodeadas de abundante vegetación, e introduce los 5 principios de diseño moderno de Le Corbusier.
Ahora, un siglo después, estas teorías se han convertido en parte de la educación de cada arquitecto, pero también son altamente controvertidas. Algunos críticos argumentan que el enfoque rígido, especialmente en relación con los principios de planificación urbana, no logra involucrar los matices culturales y contextuales de diferentes comunidades, lo que lleva a entornos urbanos alienantes. Aún así, el legado de Le Corbusier es significativo, sirviendo como un punto de referencia constante para los arquitectos al explorar el equilibrio entre funcionalidad, estética, simbolismo e impacto social de sus diseños.
Al inicio de 2022, la curadora Lesley Lokko anunció el título de la 18ª Exposición Internacional de Arquitectura - La Biennale di Venezia: "El Laboratorio del Futuro". La intención del tema es destacar al continente africano como protagonista del futuro, un lugar "donde convergen y se fusionan todas estas cuestiones de equidad, raza, esperanza y miedo", en palabras de la curadora. Como el continente de más rápido crecimiento urbano, África se ve como una tierra de potencial, pero también de desafíos, donde las cuestiones de equidad racial y justicia climática se juegan con un impacto significativo en el mundo en general.
Sin embargo, a fines de la década de 1950, otro laboratorio del futuro estaba tomando forma, uno donde las nuevas ideas del modernismo producían grandes diseños monumentales y estructuras urbanas completas a una escala sin precedentes: India. En busca de una imagen moderna y democrática, el país recién independizado dio la bienvenida a maestros de la arquitectura occidental como Le Corbusier y Louis I. Kahn y les confió una amplia gama de comisiones, desde el diseño urbano de Chandigarh y sus principales edificios gubernamentales hasta universidades, museos y proyectos residenciales de menor escala. El resultado es una mezcla de culturas, influenciándose mutuamente para obtener resultados inesperados.
La Unite d'Habitation, el proyecto de vivienda de Le Corbusier que enfatizaba la vida comunitaria para todos los residentes, se completó en Marsella, Francia, en 1952. Para su aniversario de 70 años, el reconocido fotógrafo Paul Clemence presentó una serie de fotografías del edificio tal como se encuentra hoy en día. Estas imágenes honran la construcción que inició el movimiento brutalista y muestran la condición actual del icónico proyecto.
La cultura de diseño contemporánea india puede describirse acertadamente con una palabra: fusión. Una mirada cercana a las tendencias en moda, cine, música y arte pronto revela las aspiraciones del país como una nación globalizada. Disfrutando de una nueva era, el arte y el diseño de la India aparecen como una combinación de influencias de la vida tradicional y el mundo occidental. Una imagen "neoindia" informa múltiples formas de expresión cultural, incluyendo la arquitectura y el diseño de interiores. A medida que los indios y la arquitectura india se abren camino en el mundo, florece una nueva tendencia de diseño, impulsada por estilos de vida modernos, influencias internacionales, un pasado colonial y el deseo de mantenerse conectados con sus raíces.
En 1950, se le pidió al famoso Le Corbusier que diseñara la nueva capital del estado de Chandigarh para Punjab luego de su separación y reciente independencia. La oportunidad de crear una nueva utopía no tenía paralelo, y ahora se considera uno de los mayores experimentos urbanos en la historia de la planificación y la arquitectura. La ciudad empleó patrones de calles en cuadrícula, vías de estilo europeo y edificios de hormigón en bruto: el cenit de los ideales de Corbusier a lo largo de su carrera. Pero lo que se conoce menos sobre la ideación y realización de Chandigarh, fue la mujer que aportó al proyecto su experiencia en el diseño de viviendas sociales en toda África. Durante tres años, Jane Drew trabajó junto a Corbusier y lo ayudó a diseñar algunos de los edificios más conocidos de Chandigarh.
"No soy arquitecto", dice con un brillo en los ojos, "soy solo una persona en busca de su destino". Para el difunto pionero del modernismo indio, Balkrishna Vithaldas Doshi, la arquitectura es una práctica de autodescubrimiento. Las brillantes obras de funcionalidad poética del veterano fueron el resultado de una filosofía humanista influenciada por los principios modernistas, Mahatma Gandhi y los textos espirituales indios. Doshi creía que la arquitectura era sinónimo de vida — un vehículo para la celebración constante; un medio para experiencias intensas. Su mayor contribución a la comunidad arquitectónica fueron sus poderosas palabras que hacen eco de la atemporalidad de sus estructuras.
Balkrishna Vithaldas Doshi, maestro arquitecto, urbanista, educador, ganador del Premio Pritzker 2018 y Medalla de Oro Riba 2022, falleció a los 95 años en Ahmedabad, India, el martes 24 de enero de 2023, según informaron varios medios indios. Doshi, uno de los arquitectos más renombrados que dio forma a la arquitectura de la India y sus regiones adyacentes, e inspirado en gran medida en las obras de Le Corbusier y Louis Khan, ha "combinado el modernismo pionero con lo vernáculo". Conocido especialmente por sus proyectos de urbanismo y vivienda social, así como por su labor académica como profesor invitado en diversas universidades del mundo, ha diseñado a lo largo de sus 70 años de carrera, algunos de los edificios más icónicos de la India.
Mucha de la producción de la arquitectura moderna en el continente americano se desarrolló a partir del modelo de arquitectos europeos quienes con sus obras proyectaron las premisas e ideas fundamentales para el habitar moderno. Estos pilares de la arquitectura fueron trasladados y consecuentemente adaptados al territorio americano, introduciendo, a su vez, características propias de acuerdo al contexto territorial, sociocultural y económico.
Entendemos que la buena arquitectura es aquella que sirve como modelo para resolver problemáticas inherentes a la disciplina de la arquitectura en general. Es por esto que ciertos referentes que hoy consideramos como "clásicos" son ejemplos de buenas prácticas arquitectónicas que han sido apropiadas por otros arquitectos, tomando los elementos pertinentes y necesarios para lograr un resultado acorde al contexto particular.
¿Qué es la buena arquitectura? Hace más de dos mil años, Vitruvio hubiera respondido que la buena arquitectura es aquella que contempla tres principios básicos: firmitas (firmeza), utilitas (utilidad) y venustas (belleza), tal como describió en su tratado De Architectura, y probablemente, nadie lo hubiera cuestionado. Hoy en día, esta amplia pregunta es capaz de despertar centenares de respuestas, todas personales y subjetivas, que tienen que ver con la vivencia y experiencia de cada persona.
Debajo de la esfera geodésica de Spaceship Earth y la exhibición de culturas mundiales que simbolizan el EPCOT de Disney World hay una visión de una ciudad utópica. La propuesta original de EPCOT —una comunidad construida en torno a la innovación— fue uno de los últimos proyectos visionarios de Walt Disney. Preocupado por la aleatoria expansión urbana, a Disney se le ocurrieron ideas audaces para un tejido urbano que impulsaría el progreso en Estados Unidos. El Experimental Prototype Community of Tomorrow (Prototipo Experimental de la Comunidad del Mañana) fue el antídoto de Walt Disney contra la decadencia de las ciudades estadounidenses.
“Sick Architecture” abrió el 5 de mayo en CIVA en Bruselas. Co-comisariada por Beatriz Colomina, la exposición investiga la relación intrínseca entre arquitectura y enfermedad. El discurso arquitectónico siempre se teje a través de teorías del cuerpo y del cerebro, construyendo al arquitecto como una especie de médico y al cliente como el paciente. La arquitectura ha sido retratada como una forma de prevención y cura durante miles de años. Sin embargo, la arquitectura también suele ser la causa de la enfermedad, desde la institución de los hospitales hasta los materiales de construcción tóxicos y el síndrome del edificio enfermo. El estallido de la pandemia de COVID-19 destacó aún más este tema.
Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier, resulta ser uno de los referentes y grandes maestros del Movimiento Moderno. Bajo la dirección de Gerardo Panero, el largometraje documental titulado “Plan para Buenos Aires” busca exhibir aquellos intentos del arquitecto por plasmar sus ideas sobre el trazado de la ciudad de Buenos Aires.
A lo largo de sesenta años, Le Corbusier utilizó una amplia variedad de medios para explorar los temas y las formas de su arte, desde el dibujo hasta el urbanismo, pasando por la pintura, la arquitectura y la escultura. Descubrió el tapiz por primera vez en 1936, en respuesta a una solicitud de Marie Cuttoli, quien en ese momento encargaba obras de arte tejidas en una fábrica en Aubusson a pintores modernos. Sin embargo, fue doce años más tarde que manifestó su interés por producir obras de arte tejidas a partir de sus dibujos y llegó a esta ciudad del centro de Francia, donde se había iniciado un verdadero renacimiento del tapiz, por iniciativa de Jean Lurçat y Jean Picart Le Doux.
Al convertirse en un país soberano, libre del dominio británico, el pueblo de la India se encontró frente a preguntas que nunca antes habían necesitado responder. Viniendo de diferentes culturas y orígenes, los ciudadanos comenzaron a preguntarse qué representaría la India posterior a la independencia. Los constructores de la nación ahora tenían la opción de labrarse su propio futuro, junto con la responsabilidad de reclamar su identidad, pero ¿cuál era la identidad de la India? ¿Fueron los templos y cabañas de los indígenas los majestuosos palacios de la era mogol o los escombros del dominio británico? Allí comenzó una búsqueda de una sensibilidad india contemporánea que llevara las historias colectivas de los ciudadanos hacia un futuro de esperanza.