La ventana es aquel elemento arquitectónico que satisface nuestra necesidad innata de relacionarnos con el espacio exterior, proveyéndonos de ventilación y luz. Sin embargo, cuanto más extensa y limpia es, mayor es la sensación de "sentirnos afuera". Consecuentemente, abrir los espacios al exterior se ha vuelto un requerimiento habitual por parte de las personas que quieren y necesitan habitar espacios flexibles, adaptables, y en contacto con la brisa y la naturaleza. Existen muchas maneras de hacerlo, pero no todas permiten que un recinto cerrado y hermético se vuelva totalmente abierto y continuo, despejando los límites entre ellos.