ArchDaily en viaje: Hotel Remota, Germán del Sol

Germán del Sol, arquitecto del hotel, dice en la memoria del proyecto, que “el hotel no es una casa”. Este hotel, sin embargo, tampoco es un hotel tradicional; lo que Remota ofrece a sus visitantes es mas bien una experiencia de viaje. En ese sentido, se entienden las palabras de Del Sol; de lo que se trata aquí es de alejarse de la casa y de lo cotidiano, para llegar a un lugar donde “todo esta hecho para vivir la vida en la Patagonia tal como es”.Tuvimos el privilegio de visitar el hotel durante febrero de 2008, gentilmente invitados por el equipo de Remota. Hecha la coordinación desde Santiago, la llegada desde Puerto Natales al hotel, alejado unos 10 minutos de la ciudad, se inicia con la relativa confusión de su acceso; no sabíamos si era la entrada, por lo poco monumental, más bien parecía el acceso de servicio. Investigando de vuelta en Santiago, me entero de que es una de las estrategias de Del Sol: presentar el edificio con una cierta desilusión para los que llegan, para que al entrar se maravillen. A nosotros, una vez dentro, nos esperaba la nota de registro y se empezaba a develar, por tramos, la magnífica arquitectura del hotel.

El hotel consiste en tres pabellones formando una U abierta hacia el Seno de Ultima Esperanza. Hay dos volúmenes de habitaciones, de dos pisos de altura, y un volumen principal que en planta es una V, donde uno de los brazos contiene los estares y el comedor, y el otro los servicios de apoyo, como cocina, administración y habitaciones del personal. En el vértice de la V, se ubican dos salas sin mayor uso específico, con magnificas vistas hacia la cordillera y el mar. En un cuerpo algo apartado, se ubican la piscina, sauna y jacuzzi al aire libre. Los cuerpos principales rodean un espacio abierto, donde se conservo la vegetación del lugar – pastos – y se dispusieron rocas erráticas como las que abundan en estas zonas de reciente pasado glacial. Este lugar central es atravesado por unos pasillos, algunos cubiertos y otros abiertos, que aluden a aquellos de los galpones de esquila magallánicos. Los volúmenes que conforman el hotel tienen todos fachadas similares, que consisten en franjas verticales chuecas entre sí. Entre cada franja se disponen ventanas que enmarcan los alrededores. Estas franjas verticales evocan la precaria geometría de los cercos patagónicos, siempre doblados por el viento. Como nos señala uno de los guías del hotel, “acá en la Patagonia nada es recto, y el hotel debía reflejar eso”.

A pesar de que este hotel había sido profusamente publicado, en general las fotos correspondían a vistas desde el exterior, por lo que llama la atención la calidad y calidez de los interiores. Cosa que hace sentido estando en un lugar de fuertes vientos y donde la sensación es que la aventura comienza cada vez que uno sale. Sin embargo, fue una sorpresa ratificar que es en los interiores donde el edificio mas se manifiesta. El pabellón de recibos consiste en un recorrido ascendente que conecta por medio de una rampa varias salas de estar escalonadas, algunas ocupadas por sillones y mesas de centro y otras por grandes fogones circulares, a semejanza de los que mantenían los yámanas en sus embarcaciones, o simplemente por la capacidad de reunir en torno él que tiene el fuego. Esta circulación longitudinal termina en el comedor y es repetida en un segundo nivel por otra rampa que conecta con la del primer piso por medio de escaleras intermedias. Esto permite ocupar las salas del segundo piso sin interrumpir la comida, como de hecho ocurrió mientras estábamos ahí: en el hotel fue el lanzamiento de la Muestra de Cine en la Patagonia , casi sin que los pasajeros del hotel supieran.

Al final de este recorrido ascendente se llega al comedor, una sala con pilares y el característico cielo de madera que recubre gran parte del hotel. Los muebles – mesas, sillas y los bancos en el perímetro de la sala – , así como elementos duros como los mismos pilares, unos antepechos bajos y la chimenea central, arman los distintos ambientes dentro del comedor, adaptándose a distintos tamaños de grupos, en una configuración suelta, no forzada, pero efectiva. Sobre el comedor, se ubican las salas de reuniones, una de ellas denominada “playa de invierno”; una gran sala vacía con increíble vista al mar, los cerros y el cielo patagónico. Unas camas o tumbonas son los únicos muebles que ocupan este recinto.

Los cielos, hechos con un enrejado de madera, cubren gran parte del hotel, unificando los ambientes bajo un gran techo común. En algunas partes, tamizan la luz que cae de lucarnas en el techo. Estos enrejados remiten a los galpones de secado de cueros de las estancias, como los que se pueden ver camino a Punta Arenas.

Los pasillos que comunican las distintas alas del hotel unas con otras aluden a los pasillos que conducían a las ovejas desde los corrales al galpón de esquila, como muestra la foto de la izquierda. En el hotel algunos son cubiertos y otros abiertos; al igual que el hotel, sus cercos y barandas están construidos intencionalmente chuecos.

Las dos alas de piezas son similares, grandes volúmenes longitudinales que se adaptan a la pendiente del terreno. Los pasillos toman las suaves pendientes de afuera, por lo que cada pieza tiene un par de gradas que absorben la diferencia. Los corredores comunes dan hacia el interior de la U del hotel, y las piezas hacia el exterior. Los dormitorios consisten en una primera área con un pequeño pasillo que divide el clóset abierto del baño. Esta zona tiene cielo de madera idéntico al de las áreas comunes, ocultando los cables eléctricos y las instalaciones. La pieza en su perímetro tiene unos muebles de madera, fijos a unas finas tablas de lenga a las que se le dejo la corteza.

Algo apartado del hotel se encuentra el SPOT – o Sala para el Ocio Total – que contiene la psicina, saunas y jacuzzis al aire libre. La piscina es como una gran tina sobre el nivel de suelo, donde el detalle del rebalse en los bordes hace que el agua este siempre calma. La piscina está revestida en piedra pizarra, al igual que los pisos de todo el resto del hotel.

Planos HOTEL REMOTA Arquitecto Germán Del Sol Arquitectos colaboradores José Luis Ibañez, Francisca Schüler Gráfica Rodrigo Arenas, Carlos Venegas Ubicación Km 1,5 Camino de Puerto Natales a Torres del Paine, Puerto Natales, Chile Cliente Inmobiliaria Mares del Sur Ltda. Cálculo estructural Pedro Bartolomé Construcción SALFACORP S.A. Asesores técnicos Egar Monsalve, Francisco Arriagada, Claudio Molina (SALFACORP S.A.) Instalaciones sanitarias Carlos Pérez Proyecto eléctrico Carlos Marnell Proyecto de climatización Favio Restovic Proyecto de iluminación Germán del Sol Materialidad estructura de hormigón armado, cierros de panel Obscon con núcleo de poliestireno expandido de alta densidad revestidos en membrana asfáltica pintada negra, pavimentos de piedra pizarra, cubiertas de grava y 30 cm de pasto natural Presupuesto 35 UF/ m² (US$ 1.145/ m²) Superficie terreno 4,31 Ha Superficie construida 5.213 m² Año proyecto 2004 – 2005 Año construcción 2004 – 2005 planos de German del Sol ficha técnica de Revista ARQ 63 fotografías de Josefina Undurraga croquis y fotografías de cercos y estancia ovejera del autor agradecemos a Germán del Sol, Isabel Illanes, Cynthia Whipple y Matías del Sol [material] VEKA: Sistemas de Aperturas VEKA, empresa líder en el mundo en la fabricación de sistemas y perfiles de PVC para puertas y ventanas, nos presenta un resumen de sus líneas de productos disponibles y Sistemas de Aperturas: Abatir, Correderas, Guillotinas, Proyectantes, Oscilobatiente y Cierre multipunto. (leer más) [/material]

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Sobre este autor/a
Cita: Agustín Infante K.. "ArchDaily en viaje: Hotel Remota, Germán del Sol" 14 mar 2008. ArchDaily en Español. Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/750574/archdaily-en-viaje-hotel-remota-german-del-sol> ISSN 0719-8914

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